Fuente: IProfesional – El boom cervecero quedó atrás y hoy el sector vive su peor momento por la inflación, la competencia y la caída del poder adquisitivo. ¿Cuál es la salida?
Luego de un significativo auge, la industria de la cerveza artesanal vive su peor momento. Desde el 2018, las devaluaciones, la pandemia, el aumento de la inflación, la caída del poder adquisitivo, la presión fiscal y la competencia con las cervecerías industriales pusieron en jaque su crecimiento y hoy sufren una caída del 40 por ciento.
Para conocer en profundidad la situación actual del sector, iProfesional consultó a dos referentes: Emmanuel López, productor cervecero y vicepresidente de la Cámara de Cerveceros Artesanales de Argentina (CCAA) y a Martín Boan, empresario cervecero y director del Centro de Cata de Cerveza, un espacio de capacitación para emprendedores del rubro.
Los números rojos de los productores de cerveza artesanal
El negocio de la cerveza actualmente está dominado por dos empresas multinacionales, ABInBev (Cervecería y Maltería Quilmes) y CCU (Heineken, Isenbeck y Palermo, entre sus más de 15 marcas) que en suma representan un 97% del total del mercado. El 3% restante está conformado por unos 1.500 productores independientes, algunos se dedican solamente a la producción y otros son dueños o están asociados a bares cerveceros.
El negocio de la cerveza artesanal creció muy fuertemente durante la década pasada y entre el 2014 y el 2017, potenciado por la moda de los bares cerveceros, el crecimiento fue exponencial. «La rentabilidad era de un 30%, un porcentaje exageradamente alto. Sin embargo, desde el 2018 el viento dejó de ser favorable. Cuando en abril de ese año, para evitar el salto del dólar, el Banco Central salió a vender u$s1.500 millones en una sola rueda, ya la vi venir, ahí me di cuenta de que algo estaba sucediendo; en junio vino la devaluación y todo cambió», recuerda Boan.
Desde entonces, el sector comenzó a ser cada vez menos competitivo por el exceso de oferta, por las sucesivas devaluaciones y los procesos inflacionarios. En la actualidad, el escenario continúa siendo desalentador.
Históricamente, cuenta López, el litro de cerveza se vendía en torno a los u$s3 (unos $45 con un dólar a $15) y ahora se está vendiendo alrededor de u$s1,20 (unos $1.200 con un dólar de alrededor de $1.000). «Antes el margen era superinteresante», se lamenta.
Con una caída del 40% hoy la industria de la cerveza artesanal pelea por su subsistencia
Pero, además, agrega, a este escenario, hay que sumarle la pérdida del poder adquisitivo de la clase media, el cliente principal de la cerveza artesanal.
Con todo, y la pandemia, las ventas del sector de la cerveza artesanal caen en picada, llegando este último año a una caída del 40%, mientas que para las empresas de cerveza industrial la baja ronda el 20 por ciento.
«Las multinacionales la sufren menos porque tiene más espalda como para absorber costos o poner precios promocionales. Nosotros los productores independientes tenemos que trasladar sí o sí los costos a los precios porque si no nos fundimos. Entonces mes a mes estamos más caros y la industrial más barata», explica López, quien en Portlander Fermentation Lab emplea a 19 personas y las ventas este primer trimestre del año le cayeron un 43% respecto al mismo periodo del año anterior.
La carrera por los precios y la dependencia de la clase media
Actualmente, una lata de medio litro de cerveza industrial ronda los $1.000 y el equivalente de cerveza artesanal está en el orden de los $2.000. «Entonces, cuando la gente llega a la góndola y se encuentra esa diferencia de precios, empieza a hacer cuentas de que entre el colegio de los chicos, la prepaga y el alquiler… terminan optando por no comprar cerveza o va por una más barata», dice López.
Es que, refuerza Boan, la clase media es el principal consumidor de la cerveza artesanal, un sector también cada vez más golpeado. «Necesitamos que la población recupere su poder adquisitivo para que traccione más el consumo».
Aunque López y Boan reconocen que ahora el dólar está estable y, por lo tanto, también una parte de sus costos, remarcan que solamente por la luz les están llegando aumentos en torno al 300% de aumento. En diciembre de 2021, alcancé mi pico de ventas con 100.000 litros por mes. En marzo de este año, un mes generalmente favorable para el sector, las ventas se redujeron a 43.000 litros. Encima hice una inversión millonaria para mudar la fábrica a una más grande y ahora estoy en rojo. En febrero la luz me llegó por $1.700.000 y en marzo me llegó por $3.500.000. Lamentablemente, estas cosas las tenemos que trasladar a precios y, por lo tanto, la brecha con las marcas industriales es cada vez más grande y nuestras ventas menores», dice López.
La exportación, agrega Boan, no es tampoco hoy una salida viable, ya la industria enfrena costos internos caros y el dólar no es competitivo. «Además, por cada compra que hacemos, tenemos que retener ganancias con un mínimo no imponible de $224.000, un monto que no se actualiza desde el 2019 y que en todo caso es lógico si hacemos compras por cinco millones de pesos, pero ¿por una compra de $500.000? También tenemos un impuesto exclusivo del sector cervecero del 8.7% y que no es trasladable», se queja Boan.
En este negocio solo hay lugar para los profesionales, dice Boan
Por lo tanto, para quienes están pensando en emprender en este negocio, López recomienda no hacerlo, al menos ahora. «No hay un tiempo de recupero cierto, no hay un mercado demandante que pague, se está vendiendo cada vez menos y está muy difícil abrir nuevos mercados. Si tu pasión es hacer cerveza, mi recomendación es que sea un hobby y si te mandás, no dejes tu actividad principal porque cuesta mucho vivir de esto, mucho más si sos nuevo, que al principio son puros costos», advierte el vicepresidente de CCAA y cofundador de la fábrica de cerveza artesanal de San Martín Portlander Fermentation Lab.
«Hoy es un negocio para profesionales, para personas que hagan bien las cosas, que innova y que quiera superarse. El que no comprenda esto y compre cuentos de hadas va a fracasar», opina Boan.
¿Cuál es la salida?
Para evitar despidos y hacer frente a la crisis, López en Portlander cortó la logística tercerizada y ahora con una camioneta propia y dos personas del equipo hacen los repartos. También está tramitando la ampliación de la habilitación de su planta para poder enlatar bebidas de terceros como agua, soda, gin tonic, vinos tintos de verano; etc. También está intentando ampliar los canales de comercialización. «O llegar a los supermercados, aunque es muy difícil porque suelen tener condiciones bastante poco amigables con las pymes: te pagan a 60 o 90 días, pero además te cobran un montón de cosas: la logística, la reposición, las promociones», detalla.
El principal canal de comercialización para los productores independientes siempre fueron los bares cerveceros. Pero tras la pandemia, diversificaron sus ventas, ofreciendo producto enlatado a cervecerías, restaurantes, almacenes, vinotecas, tiendas de delicatesen y, en algunos casos, supermercados. En Portlander, cuenta López, hoy el negocio es 70% lata y 30% barril.
Como vicepresidente de la Cámara de Cerveceros Artesanales de Argentina, López destaca el alto grado de solidaridad y cooperación que hay entre los productores independientes y confía que eso los ayudará a resistir y salir adelante. «Hay un entendimiento de que acá nadie se salva solo. Nuestra ganancia no está en robarle el mercado al colega, sino más bien en ver cómo hacer para que ese 3% de la torta que hoy somos siga creciendo. En el 2000 éramos el 0,1%, crecimos 30 veces más y podemos crecer un montón más. En Estados Unidos, que es un poco nuestro norte, son el 14%», dice un poco más optimista.
Para los que ya están en el mercado, la clave para salir adelante es reducir, diversificar e innovar y, para los nuevos, hacer algo muy chiquito o tercerizar la producción en la capacidad ociosa que hoy tienen los productores y poner todo el talento en el desarrollo comercial. «Hoy el desafío es vender, no es operativo. Hay un montón de fábricas que pueden hacer muy bien tu producto, incluso mejor de lo que podés hacer como emprendedor», recomienda López.
El sector de los productores independientes de cerveza artesanal representa el 3% en Argentina, pero aspiran a ser el 14% con en Estados Unidos
En este sentido, Boan coincide: «Hoy es imposible montar una unidad de producción nueva, salvo que tengan un proyecto muy bien armado atado con un acuerdo comercial. Hoy si no tenés calzado el negocio no te conviene hacerlo».
Sin embargo, con una cuota de optimismo, Boan asegura que Argentina tiene potencial para duplicar el mercado de la cerveza artesanal. «Me baso en la experiencia de las ciudades de Bariloche, Mar del Plata y La Plata que producen casi cuatro veces más que la media nacional. Hay que seguir profesionalizándose e innovando. El escenario es complejo, pero sinceramente, avizoro un buen destino para los productores de cerveza artesanal independientes que hagan las cosas bien», concluye el director del Centro de Cata de Cerveza.
Aunque parece que la industria de la cerveza artesanal vive su peor momento, el sector todavía tiene potencial para seguir creciendo. Las empresas que logren adaptarse a los nuevos desafíos y ofrezcan productos de calidad serán las que sobrevivan en este mercado competitivo.