«Tensión de rentabilidad»: cómo es el problema que marcan las pymes ante la reactivación
Fuente: Cronista – Sectores industriales aseguran que creció la competencia, hay más promociones y financiación, sin embargo, los números todavía son débiles
Frente a algunos indicadores que reflejan que la recesión que caracterizó los primeros 11 meses del gobierno de Javier Milei, quedó atrás, la pérdida de poder de compra de los salarios y el atraso cambiario genera «tensión» en la rentabilidad de las pymes.
«El país finalmente ha empezado a crecer», aseguró el presidente en el 100° aniversario de la Cámara de Comercio y Servicio (CAC) y en base a los indicadores de industria y construcción del noveno mes del año, que mostraron un repunte intermensual, de 2,6% y 2,4%, respectivamente, planteó que «la recesión terminó» y que «estamos saliendo del desierto».
Si bien el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) correspondiente a julio y agosto mostró crecimiento mensual desestacionalizado, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) dará a conocer el resultado de septiembre el viernes 22.
Aunque la primavera financiera «envalentonó» al presidente, desde sectores pyme aseguran que la realidad es «heterogénea» y ponen la mira en la rentabilidad.
«Desde el punto de vista de la macro uno podría decir que la actividad económica está creciendo levemente, a pesar de que en la comparación con el año pasado sigue siendo muy mala. En términos mensuales podríamos decir que la recesión ha terminado», opinó Ricardo Delgado, director de Analytica, sin embargo, aclaró que «hay realidades muy diferentes».
Como rasgo, los economistas advierten que los sectores asociados al mercado interno están bajos, mientras que aquellos con capacidad para exportar reflejan mejores resultados.
Aunque técnicamente, cuando la economía deja de caer y empieza a mostrar una variación positiva, se define como el fin de una recesión, según Juan Manuel Telechea, director del Instituto de Trabajo y Economía, «la recuperación no es del todo fuerte, y además con los datos que tenemos en la actualidad, la actividad económica todavía está 2% abajo del valor de noviembre del año pasado«.
Rentabilidad, costos e ingresos en tensión
Respecto al comportamiento de las pyme manufactureras, en el tercer trimestre «se comenzó a ver cierta pérdida de intensidad de la recesión, aunque las variables se mantuvieron en terreno negativo«, señaló Federico Poli, durante el anuncio de los resultados de la Encuesta de Coyuntura de la Fundación Observatorio Pyme (FOP).
El economista que asumió la dirección ejecutiva de FOP destacó que las ventas deflactadas acumulan 11 trimestres consecutivos a la baja y en el tercer trimestre se vio una mejora en los datos interanuales (-1%) que en parte es por una ya baja base de comparación.
La producción se contrajo 13% interanual (i.a.) y fue el sexto trimestre de caída consecutiva, lo que ha repercutido en la ocupación, que cae 7% i.a. Se trata de la mayor baja de la serie trimestral que inicia en 2016, destacó Poli.
En tanto, los resultados reflejaron un retraso en los precios de las pyme industriales frente a sus costos lo que genera tensiones en la rentabilidad. Mientras que el 90% de las empresas tuvo subas en sus costos, solo la mitad registró aumentos en sus precios.
La evolución reciente de los precios agrega un factor coyuntural de pérdida de rentabilidad de las pyme industriales. En ese sentido, el precio de las manufacturas pyme ha evolucionado por debajo de los tipos de cambio (TCN oficial y MEP) y de los precios al consumidor de bienes (IPC-Bienes) y mayorista manufacturero general (IPP-Manufacturas).
En tanto, el Índice de Salarios PyME, crece por encima del Índice de Precios de las PyME, lo que contribuye a una pérdida de rentabilidad del sector por esta vía, a la par del atraso cambiario y la pérdida de poder de compra de los salarios.
En este punto Poli destacó que a pesar de que se incrementa en términos relativos el costo salarial para las pyme manufactureras, lo hace por debajo de los precios al consumidor.
En ese sentido, Telechea marcó que hay un «desacople» entre el nivel de actividad y el consumo, que refleja un desempeño «bastante más flojo» por la caída en los ingresos. «Salvo el sector privado registrado, que los ingresos actuales están más o menos en línea con los de noviembre del año pasado, en el resto, se ven todavía caídas», dijo.
En concreto, el sector público acumula un atraso salarial de 15%, las jubilaciones en torno a un 3% y el Salario Mínimo Vital y Móvil como referencia del sector no registrado perdió 25%.
Reactivación en cuotas
«Hay más competencia de precios, todos piden cuotas sin interés y promociones bancarias o de plataformas de cobro, eso implica que el comercio está resignando rentabilidad, pero levantaron las ventas y ya se ven números positivos en las últimas semanas», aseguran desde la Cámara Argentina de Distribuidores y Autoservicios Mayoristas (CADAM).
El ajuste generó cambios en las estrategias de ventas y en las tendencias de consumo, desde el crecimiento de las ventas de las marcas B, hasta la definición de compras en base a las ofertas o promociones.
A la par, hay productos específicos que las familias fueron resignando como el aceite de oliva, snacks, golosinas, yogures, postres y bebidas. También, según CADAM, los artículos de tocador y cosmética sufrieron bajas significativas. En elementos de limpieza la demanda se enfoca en los básicos como lavandina y detergente, mientras que las «compras de impulso» de vieron cada vez más restringidas.
En relación al año anterior el comportamiento se invirtió: «Había sobredemanda de ciertos productos faltantes que por las restricciones de importación no llegaban, y ahora lo que falta es consumo, hay sobreoferta y la competencia del mercado es cada vez mayor», observan desde CADAM que celebrará el primer Black Week Nacional Mayorista, del 18 al 25 de noviembre «para poder consolidar el proceso de incremento de ventas y terminar de la mejor manera posible los balances del año».
Respecto a los cambios en el consumo, desde EPyCA apuntaron que la «heterogeneidad» en los ingresos familiares lleva a más ventas en nichos de alto poder adquisitivo, pero continúa deprimido el consumo masivo.