Fuente: Ámbito – No solo pueden mejorar su desempeño financiero, sino también fortalecer su reputación y resiliencia frente a los desafíos económicos y sociales.
Los criterios ESG (Environmental, Social, and Corporate Governance) han emergido como un marco fundamental para evaluar cómo las empresas contribuyen a objetivos sociales, ambientales y de gobernanza, más allá de la maximización de ganancias. En Argentina, la adopción de estos criterios se ha vuelto esencial para las pymes, ya que no solo pueden mejorar su desempeño financiero, sino también fortalecer su reputación y resiliencia frente a los desafíos económicos y sociales.
El término ESG se popularizó en 2004 y desde entonces, según el BID, ha experimentado un crecimiento significativo, representando más de 30 billones de dólares en activos bajo gestión en menos de 20 años. Esta tendencia demuestra que cada vez más inversores consideran estos criterios al tomar sus decisiones, lo que sugiere que la integración de factores ESG en el análisis de inversión es inevitable.
En el contexto argentino, donde el empleo enfrenta incertidumbre, con solo el 65% de las empresas considerando contratar nuevos trabajadores en 2024, la adopción de criterios ESG, puede ser un diferenciador clave para las pymes. Al implementar prácticas sostenibles, las empresas pueden mejorar su reputación, atraer inversores responsables y aumentar su resiliencia frente a los desafíos económicos y sociales. Además, la adopción de criterios ESG puede conducir a nuevas oportunidades de negocio, retención de talento y mejora de la competitividad. En un mercado donde la sustentabilidad y la cultura empresarial responsable son cada vez más valoradas, incorporar estos criterios, es fundamental para el crecimiento sostenible y ético de las empresas.
Las preocupaciones ambientales, la creciente amenaza del cambio climático y la importancia de considerar la sostenibilidad en las decisiones de inversión, están llevando a los inversores a evaluar sus decisiones en función de su impacto en el cambio climático y otras cuestiones ambientales. La sostenibilidad ambiental, es cada vez más importante en el debate, especialmente en términos de agotamiento de recursos y la obsolescencia de productos o servicios de una empresa, lo que está llevando a los inversores a adoptar una visión a largo plazo.
En cuanto a las preocupaciones sociales, la importancia de la diversidad en el ámbito laboral señala que un grupo diverso de talentos puede llevar a una mayor innovación y agilidad en una empresa.
En el ámbito de los derechos humanos, el caso de las Cortes de Apelaciones de EE. UU., por ejemplo, consideran las responsabilidades sociales de una empresa como un aspecto financiero. Hacer hincapié en la importancia del impacto en las comunidades locales, la salud, el bienestar de los empleados y la cadena de suministro de una empresa, muestra la importancia de estos aspectos en las decisiones de inversión.
También, en relación con la protección al consumidor, se destaca que en el pasado el principio de «caveat emptor» («cuidado con el comprador»), regía las transacciones comerciales. Pero en la actualidad, hay una mayor expectativa de protección al consumidor, especialmente debido al aumento de los litigios por daños y su postura activa como sujeto principal de decisión a la hora de exigir la calidad de los productos o servicios.
En consecuencia, hoy se discute la preocupación por el gobierno corporativo, prestando atención a la estructura de gestión de una empresa, el equilibrio de poder entre el director general y el consejo de administración, las relaciones laborales y la importancia de la compensación ejecutiva y de los empleados, incluida la equidad salarial para empleados de todos los géneros.
En Argentina, según un estudio de consultoría internacional, el sector de las pymes ha experimentado un significativo crecimiento, con un aumento del 234% en el número de empresas que cuentan con beneficios de alivio fiscal en comparación con la prepandemia. La mayoría de estas empresas son microempresas (95,9%), mientras que un pequeño porcentaje son pequeñas (3,4%) y medianas (0,7%) empresas. Las pymes representan el 50% del empleo asalariado registrado en el país. Para mejorar su situación, es muy importante una mayor flexibilidad en la legislación laboral, una mayor capacitación tecnológica y el conocimiento sobre cómo funcionan los mercados internacionales.
Aquellas pymes que aún no han explorado incorporar estrategias de ESG en sus empresas, pueden beneficiarse de hacerlo, ya que les permitiría asumir criterios internacionales de reporte y estrategias de articulación entre cadenas de valor internacionales, lo que resulta en mayores oportunidades de crecimiento.
Para las pymes en Argentina, la adopción de criterios ESG puede ser un catalizador para el crecimiento y la competitividad en el mercado internacional. Según el BID, solo el 15% de las pymes de América Latina y el Caribe exportan en comparación con Europa y Asia (30%). Estas empresas representan el 95% del tejido empresarial de la región y generan más del 70% del empleo. Por tal motivo, tienen un papel crucial en el proceso de alcanzar el desarrollo sostenible global y su contribución en este sentido, puede resultar estratégicamente en un impulso concreto hacia la decisión de exportar, fundamental para generar mayor crecimiento y productividad, que les permita diversificar el riesgo y acceder a una mayor demanda de bienes y servicios a nivel global.
Sin embargo, las pymes en Argentina enfrentan barreras como el financiamiento, el acceso al crédito, la falta de contactos y de información sobre certificaciones y estándares de calidad. A pesar de estas barreras, la tecnología ofrece oportunidades para exportar no solo productos, sino también servicios y servicios asociados a los productos, lo que es especialmente beneficioso en una economía cada vez más digitalizada.
Al adoptar prácticas sostenibles y cumplir con los criterios ESG, las pymes pueden mejorar su capacidad para acceder a los mercados internacionales y establecer relaciones comerciales sólidas. La adopción de estos criterios no solo es una forma de cumplir con los estándares internacionales, sino que también puede ser un diferenciador clave en un mercado global cada vez más competitivo. Aunque pueden enfrentar limitaciones de tiempo y recursos, implementar estos criterios no solo mejora su competitividad y reputación, sino que también les permite anticiparse a futuras normativas y aumentar la transparencia en sus operaciones.
Si las pymes, alcanzan métricas favorables en materia de ESG, pueden diferenciarse de la competencia, fortalecer sus perspectivas de crecimiento, optimizar sus operaciones, reducir costos y atraer una fuerza laboral más comprometida.
La inversión en criterios ESG se ha vuelto cada vez más relevante en el contexto del cambio climático y la inclusión. Los inversores están reconociendo, por ejemplo, que las empresas que adoptan prácticas sostenibles están mejor posicionadas para gestionar los riesgos relacionados con el cambio climático y aprovechan las oportunidades que surgen de la transición hacia una economía baja en carbono.
En este sentido, las pymes se benefician al adoptar prácticas ESG relacionadas con el cambio climático. Por ejemplo, mejoran su eficiencia energética, reducen las emisiones de gases de efecto invernadero y gestionan de manera sostenible los recursos naturales. Esto no solo ayuda a mitigar los impactos del cambio climático, sino que también se traduce en ahorro de costos y rentabilidad.
Las empresas que demuestran un compromiso con la sostenibilidad, en muchas ocasiones logran atraer inversores responsables y fondos de inversión que valoran las prácticas ESG. Esto puede traducirse en acceso al financiamiento a tasas favorables y en una mayor confianza por parte de los consumidores y otras partes interesadas. Es una estrategia rentable y sostenible digna de ser explorada, para que las pymes no solo contribuyan al desarrollo sostenible internacional, sino que también les brinde oportunidades para mejorar su desempeño financiero y su reputación en el mercado.