Una pyme argentina lanzó la primera balanza con inteligencia artificial y la exportará a 10 países de la región
Fuente: ámbito – Systel es una empresa familiar cordobesa fundada en 1992 por un ingeniero electrónico apasionado por la innovación y la tecnología. Apunta a supermercados y comercios.
El origen de Systel no es muy diferente de tantos otros emprendimientos argentinos que desarrollaron una carrera de éxito. Esta pyme familiar de capitales nacionales, nació en Córdoba en 1992, por iniciativa de José Luis Chico Varela, un ingeniero electrónico apasionado por la tecnología y la innovación.
La empresa dedicada actualmente al desarrollo y comercialización de balanzas, básculas y sistemas de pesaje electrónico, comenzó en un garaje. Sus primeros pasos los dio como desarrolladora de software para supermercados. Y gradualmente fue ingresando en el negocio del hardware, es decir las balanzas de mostrador para comercios. Informate más
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Con la investigación y el desarrollo (I+D) como bandera, Chico Varela dio un fuerte impulso al crecimiento de su compañía. El esquema familiar de sus comienzos, con su esposa trabajando en el área Comercial, fue dejando paso a la profesionalización de la gestión.
Hoy, con liderazgo en el mercado doméstico y con presencia en 10 países de América latina, la gestión del día a día quedó en manos de Matías Monea, CEO de la firma que cuenta con un plantel de 120 personas.
La gran mayoría del personal está en Córdoba, donde está la planta de producción y las oficinas centrales. También tiene oficinas, depósitos, administración y área comercial en Munro, provincia de Buenos Aires. Además de oficinas propias en San Pablo y Ciudad de México.
En una entrevista con Ámbito, Monea repasó los orígenes de Systel, explicó cómo fue el gran salto tecnológico que le permitió liderar el mercado nacional y ser referentes en pesaje comercial, corte y etiquetado. Luego, cómo llegó a exportar a casi toda la región.
Además, Monea presentó el nuevo gran hito en la historia de la empresa que este año sopla las 32 velitas: la primera balanza del país equipada con Inteligencia Artificial capaz de reconocer automáticamente un producto en el momento de pesarlo.
La balanza inteligente será exportada a todos los mercados latinoamericanos donde la empresa está presente. En esta etapa, ya recibió la homologación del INTI en Argentina y de los organismos de control de Brasil y México.
“La empresa nació en 1992 de la mano del fundador y único accionista José Luis Chico Varela. Estamos cumpliendo 32 años. En el principio no era una fábrica de balanzas, sino que empezó como desarrolladora de software, para la integración entre las balanzas de los supermercados y los sistemas ERP que usaban para gestionar sus operaciones”, resume Matías Monea.
Matías Monea, CEO de Systel.
Periodista: ¿Cómo fue el proceso desde aquella época hasta la actualidad?
Matías Monea: El fundador empezó a producir en un garaje, porque eran muy poquitas las balanzas que se fabricaban en ese momento, eran sólo 4 modelos. Ahora tiene más de 40. José Luis, o Pepe como le decimos nosotros, es ingeniero electrónico y en los inicios de la firma trabajó su esposa durante algunos años en el área comercial.
En ese momento el dueño vio la oportunidad en poder mejorar el equipamiento en términos de balanzas que operaban en aquella época en Argentina y a los pocos años empezó a desarrollar las primeras balanzas electrónicas Systel.
Con el paso del tiempo se convirtió en la empresa líder en Argentina. Y la segunda más grande en Latinoamérica.
Ellos ya no trabajan en la empresa, pero están en contacto frecuente con la dirección. Las personas que gestionamos la empresa hoy somos todos profesionales, no hay familiares. En esto tiene que ver que es una familia chica. El único hijo de José Luis tiene 12 años.
P: ¿Cómo se logró ese crecimiento?
MM: Primero que nada por el trabajo y perseverancia del fundador, que puso el negocio al hombro. Era el que diseñaba todo ya que es ingeniero electrónico. Fue quien conformó la primera base de la empresa cuyo corazón era y sigue siendo el área de I+D. Hoy el 20% del staff trabaja en esa área, de investigación y desarrollo.
La innovación permanente es la clave de este crecimiento. Poder ver qué equipos se necesitaban en cada uno de los mercados tanto en características como en funcionalidades, y producir equipos a buen precio con muy buen diseño y fáciles de usar. Sabemos que el camino es por ahí. Invertimos fuertemente en innovación y tecnología. Y aprovechamos todo lo que aprendemos en mercados externos para seguir posicionándonos fuerte en nuestro país.
P: ¿Cuándo comenzaron a exportar?
MM: Eso se fue decidiendo sobre la marcha, en el sentido de que el primer mercado que se atacó fue Argentina. A partir de ahí y con el crecimiento de la empresa, empezamos a participar en exposiciones internacionales para mostrar los equipos, analizar qué equipos se requerían en el exterior, ya que cada país tiene su particularidad y tenemos que adaptarnos. Y de a poco se fue dando.
Se empezó a exportar a Uruguay, Chile, Paraguay, Bolivia. Hoy prácticamente estamos exportando a todos los países de latinoamérica. De México hacia abajo, casi todos los países. Y queremos conquistar el Norte como próximo paso.
El mismo foco de innovación estamos imprimiendo ahora a los mercados de Brasil y México, que no son sencillos porque no somos una marca tan posicionada como somos en Argentina. Tenemos muchos competidores en el exterior, que igual que nosotros apuestan muy fuertemente a la tecnología y la innovación.
P: ¿Cuándo pegaron el gran salto tecnológico?
MM: En 2013 se produjo un hito muy importante, que fue la incorporación de un robot con el cual podemos insertar en forma automática todos los componentes de una placa electrónica. Es el corazón de un equipo electrónico. Es el único robot de su tipo en América latina.
Además, constantemente estamos automatizando la planta. Hoy tenemos una planta modelo que no tiene nada que envidiar a una de Estados Unidos o de Europa a nivel tecnológico. Trabajamos bajo conceptos de fábrica 4.0, y tenemos varios robots colaborativos. Fue un camino constante de tratar de estar a la par de las empresas número uno a nivel mundial.
P: ¿Cuál fue el producto que les abrió la puerta para exportar?
MM: La expansión regional se dio a partir de la producción de instrumentos de pesaje. Sobre todo con la gama media y alta que tenemos para ofrecer. Fue también desde 2013, cuando Systel saca su primera balanza con etiquetadora, ahí comenzamos con la exportación de equipos.
La particularidad de Latinoamérica es que hay muchos países que no tienen una legislación fuerte como la que existe en Argentina, Brasil y México, donde los productos tienen que estar homologados y recorren un largo camino previo a la venta. Controlan que el equipo responda a las prácticas de lealtad comercial, y demás, donde hay que garantizar que el peso y el importe que marca la balanza es el correcto.
Somos pocos los países de la región donde se protege así a esta industria. Con lo cual, hay muchos países donde uno compite con productos chinos muy baratos en la gama baja y por eso nos cuesta entrar. Por eso, vamos con la gama media y alta donde somos más competitivos.
Fuera de balanzas, tenemos otras líneas de productos que fabricamos en el país como la cortadora de fiambres. Y eso también se está vendiendo con éxito fuera de Argentina.
P: ¿Qué proporción de componentes importados hay en sus productos?
MM: En épocas normales en las cuales hay libertad para importar insumos, el mix suele ser entre 65% y 70% de insumo importado y el resto insumo nacional. En Argentina no hay fábricas de microchips o de resistencias, como componentes de placa electrónica. En cambio, todo lo que son gabinetes y demás lo inyectamos acá. Es más económico y ventajoso. Logísticamente no tendría sentido traer carcazas inyectadas en plástico desde el exterior.
P: ¿Los afectaron las restricciones para importar?
MM: Eso lo empezamos a sufrir a partir de agosto de 2023. Todavía existía el sistema SIRA y aprobación vía banco central de la salida de dólares. Y se notó después de las PASO que había una restricción importante para la obtención de dólares para poder importar insumos. Tuvimos que hacer una ingeniería bastante complicada para no parar la fábrica y mantener las operaciones.
P: ¿Cómo está ahora esta situación?
MM: Hoy el panorama está bastante más calmo, si bien hay empresas que quedaron con deudas en el exterior, sobre todo la previa al 13 de diciembre del año 2023, por las cuales se crearon los bonos Bopreal. Pero hoy se normalizaron bastante las operaciones para todo lo que es el giro normal de la empresa. Está la posibilidad de poder pagar a los treinta días y, por las relaciones comerciales con proveedores que datan de hace muchos años, contamos con la posibilidad de crédito.
P: ¿Cómo es la nueva balanza que funciona con Inteligencia Artificial?
MM: Es algo más que una balanza. Es un autoservicio que resuelve temas de espacio y facilita la experiencia de compra para todo tipo de clientes. Nuestro sistema detecta automáticamente el producto con sólo apoyar la bolsa en la balanza. Con una cámara y un algoritmo, la balanza detecta cuál es el producto y al instante te indica el producto en la pantalla. Sólo hay que tocar el botón de imprimir y sale la etiqueta que se pega en la bolsa. Está pensado sobre todo para frutas y verduras.
La nueva balanza inteligente “Detect”.
El sistema va aprendiendo a medida que el cliente va pesando. Cada vez que se pesa un producto, se saca una fotografía que va a la nube y se retroalimenta en forma constante y haciéndose cada vez más inteligente. La detección del producto se va perfeccionando con el uso del sistema.
Los equipos que están disponibles hoy en el país requieren que el cliente embolse los productos y los vaya poniendo arriba de la balanza y luego navegar por un menú de opciones en la pantalla, si es fruta o verdura, luego buscar por abecedario el nombre del producto. En cambio, con nuestros equipos con Inteligencia Artificial todo es más sencillo e intuitivo.
P: ¿Es la primera vez que incorporan la Inteligencia Artificial?
MM: A nivel de equipamiento, de hardware, es la primera experiencia que tenemos en IA. Pero tenemos otros desarrollos en cartera esperando a ser lanzados en corto y mediano plazo.
Por otro lado, fuimos incorporando IA hace algunos años atrás para dar apoyo en algunos de los procesos. Fundamentalmente en I+D y producción.
P: ¿Cómo arman su estrategia comercial?
MM: Tenemos un comité de innovación que se reúne con bastante frecuencia y vemos qué se está haciendo en el mundo y qué tecnología se podría eventualmente replicar en nuestra industria.
La idea de incorporar inteligencia artificial y la detección automática de imágenes nació hace aproximadamente dos años en ese comité. y terminamos dando en el clavo en algo que hoy está siendo un auge a nivel mundial si bien hay empresas que el año pasado dieron a conocer sus primeros equipos. Pero eran prototipos. Así que hoy las balanzas que funcionan bien como la nuestra arrancaron a comienzos de este año, con lo cual estamos muy cerquita de empresas muy grandes de Japón y Alemania. Ese fue el origen de nuestra actual balanza o solución «detec».
P: ¿Qué competencia tienen en el país con este producto?
MM: Este tipo de equipamiento no existe en el país. No hay nada disponible. Somos la primera empresa que lo hace. En Argentina, al tener que pasar un proceso de homologación, tampoco es tan fácil poder venderlo aquí para una empresa que no está en el país. Tienen que pasar por un proceso tanto en el INTI como en la Secretaría de Comercio. Y además tienen que tener una estructura mínima de postventa, con lo cual requeriría también para estas empresas instalarse el día de mañana en la Argentina.
En el exterior si están disponibles, a precios que rondan los 5.000 dólares. Hay grandes empresas de Japón y Alemania que empezaron a comercializar estas balanzas a principios de este año. Nosotros estamos en condiciones de proveerlas por la mitad de aquel precio. Por eso, nuestra expectativa es poder venderlo también fuera de Argentina.