Fuente: Ámbito ~ Hay muchas empresas que dejaron de ser unipersonales (monotributistas) que transitan el camino que algún día los llevará a ser una pyme o grandes.
Debido a la inestabilidad económica en Argentina, la situación de incertidumbre que viven las pequeñas y medianas empresas muchas veces lleva a tomar decisiones apresuradas con escasa planificación lo que puede acarrear resultados inciertos como consecuencia. En este sentido, los empresarios han de tener en cuenta la necesidad de estructurar los procesos de las empresas, buscar crear ventajas competitivas sostenibles y aprovechar las diferentes oportunidades que se puedan presentar en el mercado.
Existen diferentes estructuras y dimensiones de empresas: Las compañías unipersonales suelen estar manejadas por un dueño ejecutivo, sus negocios son relativamente sencillos y no tienen necesidad de estructuras gerenciales formales mientras que, en el otro extremo, hay compañías con ventas anuales millonarias que no pueden manejarse informalmente. En este último caso, las operaciones son complejas y requieren conocimientos especializados, estructuras gerenciales formales y la utilización de herramientas de dirección sofisticadas. En el medio de estos dos extremos encontramos muchas empresas que dejaron de ser unipersonales (o de pocas personas) que transitan el camino que algún día los llevará a ser grandes. Son ellas las que, simultáneamente con los cambios de estrategia que todo crecimiento exige, deben pasar por una compleja metamorfosis gerencial que les permita superar la transición del pequeño emprendimiento empresarial a la formalidad y sofisticación de la gran empresa.
Al crecer, las empresas procuran servir a un mayor número de mercados con una gama de productos más amplias, esto crea oportunidades y desafíos para sus ejecutivos. Al mismo tiempo incrementa enormemente la complejidad, el valor económico y el número de las decisiones y actividades con las que se tienen que enfrentar. Esta complejidad exige que las compañías deban crecer en su capacidad de utilización de herramientas efectivas de management y ajuste organizacional. En este sentido, hay muchas herramientas como la definición de estrategias, el desarrollo de proveedores y clientes, el planeamiento financiero, el organigrama de funciones y responsabilidades o el desarrollo de la cadena de valor, entre otros, que no requieren de una gran complejidad para su implementación. Sin embargo, el empresario Pyme tiene que estar decidido a querer utilizarlas y capacitarse para utilizarlas.
Cualquiera sea el caso de la empresa en cuestión, en relación a la búsqueda de ventajas competitivas, se trata de buscar resaltar las características distintivas que las empresas puedan tener sobre sus competidores inmediatos para sostenerse en el mercado, lo que resultará fundamental para su subsistencia en el largo plazo. Estas ventajas podrán verse en el aumento de ventas, captación de nuevos clientes o en rentabilidad. Asimismo, reconocer posibles cuellos de botella en los procesos puede resultar productivo tanto para una estandarización en corto plazo como para la sostenibilidad del negocio y así contrarrestar posibles crisis. Cabe destacar que el concepto de la ventaja competitiva también puede colaborar en encontrar ideas u oportunidades de negocio ya que están vinculadas a diferentes ámbitos de la empresa donde es posible diferenciar, entre otros, los productos, el servicio que se brinda al cliente, los costos o la tecnología aplicada. En este sentido, la trayectoria es una de las ventajas competitivas más destacadas ya que se considera que esto ofrece la posibilidad de conquistar clientes por la experiencia que se posee en el mercado.
Por otro lado, si bien es real que, generalmente, las inversiones son utilizadas como fuente de futuros beneficios, la búsqueda de oportunidades financieras de bajo riesgo son una alternativa de inversión que puede resultar útil para resguardar el valor del dinero. En este contexto país, plantear como objetivo mantener el valor del dinero ante la inflación, esta estrategia colabora en las finanzas más allá de la rentabilidad que pueda proponer cualquier inversión.
Por último, hay que tener en cuenta que para llevar adelante las finanzas de una pyme una de las claves es utilizar una política del uso de endeudamiento solo si es a una tasa conveniente ya que la empresa puede utilizar capitales ajenos en lugar de propios. Este tipo de herramientas son útiles pero hay que ser cuidadoso: es positivo endeudarse pero, siempre, con buena tasa, que resulte accesible, y con una planificación adecuada contemplando la inflación planificada y el destino de los fondos. Sin embargo, en momentos de incertidumbre, no tener deudas con entidades financieras, con el Estado o con un tercero, es un tema menos por el cual preocuparse.
Licenciada en Comercialización con MBA en Administración. Gerente de Administración y Finanzas de Mehcco S.A.