Fuente: Cronista ~ Claves para gestionar las transformaciones en un equipo, proyecto o negocio. Qué hacer para que los equipos respondan y se concreten los objetivos propuestos.
Desde hace tiempo me pregunto ¿cuáles son los aspectos principales al momento de gestionar las transformaciones en un equipo, proyecto o negocio? ¿Qué hace que en ciertas situaciones los equipos respondan a las propuestas de cambio y se concreten los objetivos propuestos y en otras no?
Gestionar transformaciones conlleva ser capaces de «mover el barco» (lo que sea que «barco» signifique en cada caso) hacia la dirección deseada, lo que implica modificar conductas establecidas e identificar claramente la diferencia entre «decir – hacer» y «hacer – hacer».
Es esa actividad intangible que se cristaliza finalmente en el resultado, pero que se relaciona con un proceso de decisión, ejecución y seguimiento de objetivos que se concretan y expectativas que se cumplen. En esta marcha, gestionar implica poder adaptarnos para movernos en un mundo cambiante y encontrar el equilibrio entre mantener las bases de nuestro negocio o emprendimiento, pero con la flexibilidad suficiente como para reformularlo en función de las necesidades propias y ajenas. Efectivamente, se gestiona en la transformación constante: donde encontramos las respuestas, quizás ya necesitamos cambiar las preguntas. Ocurre a nivel personal y empresarial y creo que es la parte entretenida de evolucionar.
Gestionar es acompañar, lo cual sugiere indagar sobre aquello que sustenta el logro de esta insignia, que es la autoridad formal e informal de quien la motoriza. Enfatizado en empresas de pequeña magnitud, esto envuelve no sólo consideraciones estructurales formales y lineas de autoridad establecidas y comunicadas, sino también cuestiones singulares que impactan «en el corazón» del reconocimiento y respeto por quien conduce. Así, es imprescindible conocer el problema o situación a resolver y comprender, de mínima, qué implicancias supone la tarea emprendida y qué esfuerzos, requisitos y apoyos necesita quien la desarrolla. Implica tener empatía y la sensibilidad lo suficientemente desarrollada para captar el timing de cada proyecto, los requerimientos cambiantes de cada cliente, los eslabones que necesitamos mover para lograr las metas.
Ese es el «arte de gestionar«, donde se fusionan la técnica, nuestras competencias y habilidades. Ahí es donde es imprescindible saber con qué recursos internos contamos, qué redes podemos construir y dónde necesitamos apoyo. Ahí es donde tantas veces el ego necesariamente debe hacer silencio (¡o silenciarlo!). Y en este «intríngulis» técnico-vincular, necesitamos además comprender nuestras respuestas emocionales para ser capaces de acompañar las diversas instancias de la gestión organizacional en un equilibrio razonable. Gestionar emociones sin esconderlas, ni esquivar los conflictos; aprendiendo a poner límites propios y ajenos con respeto, pudiendo hablar.
Consideroquenecesitamos maximizar (en grande) el poder que tiene la escucha atenta, el intercambio explicativo y el acompañamiento amable en la modificación de las actitudes, en el cumplimiento de las tareas, en la motivación y el sentido de pertenencia. Debemos animarnos a escuchar y a recibir las disidencias, aunque nos incomoden.
La comprensión de cada engranaje como parte del sistema organizacional, sin perder de vista el panorama general y las interrelaciones constantes, se vuelven fundamentales. Necesitamos comprender lo que nos mueve, como equipos y como empresa. Con esta visión ordenadora y de destino compartido, se contribuye a lograr propuestas y soluciones integradoras y sustentables que apliquen a la realidad y contexto particular. Eso es a mi entender, gestionar transformaciones organizacionales en las pequeñas y medianas empresas.
Por María Florencia Rizzardi, fundadora en MFR Consultoría y Gestión