Fuente: Clarín ~ El secretario de Comercio avanza en acuerdos con alimenticias, textiles y electrónicos para frenar los precios. Ofrece incentivos para sumar adhesiones.
Aunque el propio Sergio Massa, explicó que congelar precios “no funcionaba”, el secretario de Comercio, Matías Tombolini intenta expandir esa fórmula para contener la inflación con formatos de acuerdos y “adhesiones voluntarias” a cambio de eventuales incentivos. Así logró acercar posiciones con varios sectores, entre ellos el consumo masivo, laboratorios, el textil y la electrónica.
Finalmente este viernes se oficializó el Ahora 30, un programa que permitirá comprar TV, celulares, aires, heladeras y lavarropas en 30 cuotas fijas con un interés anual del 48%, casi 15% menos que el Ahora 12.
Se trata de un plan de estímulo al consumo, que “congela los precios de los productos por 90 días”, adelantó por Twitter el presidente, Alberto Fernández. Este anuncio generó dudas ya que el “Ahora 30” estará vigente sólo por 60 días (hasta el 22 de diciembre) y desde el Gobierno aclaran que los acuerdos contemplan un mix de “precios sugeridos y fijos”.
Sobre esta matriz, cadenas, comercios, fabricantes y marcas tienen que definir su participación y los productores que ofrecerán. Ahora 30 tiene un tope de $120.000 para los celulares y de $200.000 para el resto de las categorías. El costo del subsidio a la tasa no es infinito. Según se acordó, los bancos financiarán hasta $100.000 millones, lo que abre otra incógnita. Porque Tombolini prometió sumar un plan para jubilados en 42 cuotas, bajo los mismos términos.
El doble objetivo del Ahora 30 y 42 es reactivar el consumo de electrónicos y electrodomésticos y al mismo tiempo frenar la escalada inflacionaria que tanto atormenta al equipo económico. Lo curioso es que el Gobierno estimula la demanda de productos basados en insumos dolarizados (celulares y TV, por ejemplo) y al mismo tiempo refuerza el cepo a las importaciones por la falta de divisas.
En setiembre, el costo de vida aumentó 6,2% mensual, lo que representa un incremento en los últimos 12 meses de 83%. Forzando la célebre frase de Heráclito, “ningún hombre cruzará el mismo río ni verá los mismos precios”. Especialmente en el rubro indumentaria, que lidera el ranking de aumentos interanuales, con un 118%. Alarmado por el indicador, Massa amenazó a los textiles con abrir las importaciones si no moderan los valores.
Sobre esta línea, Tombolini cerró hace un mes un acuerdo con 60 marcas de indumentaria que trabajan en shoppings y supermercados para congelar los precios hasta el 1° de diciembre. Ahora está a punto de firmar algo similar pero con los fabricantes de hilados, el insumo base para producir las telas. Desde la FITA (Federación de Industrias Textiles Argentinas) dicen que la negociación está encarrilada y que esperan formalizarlo en los próximos días.
Fuentes oficiales y privadas coinciden en que el acuerdo contempla un congelamiento de 1 mes y luego un ajuste de precios en función del tipo de cambio oficial, que aumenta por debajo de la inflación promedio. Se estiman que en el país existen alrededor de 25 fabricantes de hilados, “que constituyen el primer eslabón de del rubro de la indumentaria”, dijo a Clarín un empresario del sector. La más importante es TN&Platex, cuyo dueño es Teddy Karagozian, y que tiene 8 plantas y 1.200 empleados.
En la Secretaría de Comercio dicen que las negociaciones están avanzadas pero que todavía no hay nada cerrado. No obstante, se muestran optimistas al respecto. Tal como ocurre con otros rubros, parte del equipo de Tombolini intercambia propuestas y contrapropuestas, que incluyen compromisos de precios y pedidos para liberar importaciones, entre otras cosas.
Las textiles argumentan que cerca del 50% de las prendas que se comercializan en el país dependen en distintos grados de insumos del exterior. Incluso la producción de hilados y tejidos. “Existen dos tipos, el natural (básicamente el algodón) y el sintético. En el primer caso, el 95% es producción local. Los sintéticos (fibras y poliéster) el 70% son de origen importado”, explican en la industria.
Tombolini rechaza el término congelamiento. Prefiere hablar de consensos y adhesiones voluntarias, tal como lo viene haciendo Massa, su jefe directo. En setiembre, el Gobierno extendió el acuerdo que tenía con la industria farmacéutica para mantener los precios de los medicamentos 1 punto por debajo de la inflación hasta noviembre.
En consumo masivo, la receta es parecida. Tombolini ya logró renovar una vez más Precios Cuidados, con una lista de 452 productos de marcas líderes y que estará vigente hasta el 7 de enero. El programa contempla subas de 3,3% en octubre, 4,7% en noviembre y 4,4% en diciembre, muy por debajo de las proyecciones inflacionarias de las consultoras privadas.
Pero además, inició contactos para el armado de Precios Justos, un nuevo programa con el cual pretende fijar los precios de 1.500 a 2.000 nuevos artículos básicos durante 3 o 4 meses. El funcionario, además, propone que las alimenticias y los proveedores etiqueten los precios en los envases, con la idea de expandir el programa a todos los canales de comercialización y no sólo a las grandes cadenas de supermercados.
Imprimir los precios en el paquete, para algunas empresas, “es una tarea muy difícil y que demora mucho tiempo”. Para otras, “es imposible de aplicar”.
En las primeras rondas de negociaciones, Tombolini ofrece compensar el costo de congelar con un “dólar góndola” para las empresas exportadoras o algún otro tipo de incentivo, para adherir a la mayor cantidad de compañías. En este caso también habla de anudar acuerdos voluntarios. Precios Justos todavía no tiene fecha precisa de salida, pero se estima que se lanzaría el mes próximo.