Fuente: Cronista – Para integrarse a la cadena de valor de las grandes compañías hoy las pymes deben analizar sus procesos de trabajo y adoptar prácticas más sustentables. Cómo lo logran y qué resultados obtienen
Conciencia ambiental, compromiso con el entorno, demanda de los clientes y exigencias de la cadena de valor son algunos de los motivos que activan la transformación hacia un paradigma productivo más sustentable, pero las formas de encarar este cambio dependen de distintos factores.
En primer lugar, hay algunas industrias en las que la innovación es más compleja y costosa, esto exige una evaluación minuciosa de cada eslabón de la cadena para detectar oportunidades de mejora. Pero a su vez, enfrentar este proceso de cambio es una decisión que requiere también de un cambio cultural, para que todos los actores involucrados entiendan el valor que subyace en este tipo de proceso de cambio.
Ricardo Quesada
Desde BDO Argentina, Joaquín J. Tribolo, ESG & Compliance Leader explica que «siempre es clave recordar que se trata de un proceso gradual y que no necesariamente representa grandes inversiones de recursos. Incluso muchas veces ya hay prácticas de sostenibilidad que la empresa practica pero que no son reconocidas como tales». Usualmente las Pymes reciben pedidos de información por parte de empresas más grandes que están comenzando a mirar su cadena de abastecimiento buscando la oportunidad de volverla más sustentable y en esos casos, detalla el especialista, «el primer paso consiste en comprender de qué hablamos cuando hablamos de sostenibilidad. Siempre decimos que debe existir un ‘triple impacto’ que tenga en consideración los aspectos ambientales, sociales y de gobernanza, que son representados por sus siglas en inglés ESG (Environmental, Social & Governance) o ASG en español. El siguiente paso consiste en identificar y evaluar los riesgos y oportunidades materiales del negocio y de los grupos de interés clave en cada uno de los 3 ejes mencionados«. Esto también sirve para detectar prácticas no institucionalizadas que representen una mejora respecto de la normativa interna, por ejemplo.
Por dónde comenzar
«Nuestra experiencia demuestra que uno de los aspectos más difíciles de gestionar en el ámbito de las Pymes es el tema de los recursos, el presupuesto. Por lo general las grandes empresas tienen el camino más allanado en ese aspecto, incluso pueden negociar mejor el valor unitario de cada producto o servicio que requieren. Por eso es importante señalar que se pueden llevar adelante muchas iniciativas en materia de sostenibilidad que no representen o demanden demasiada inversión», explica Tribolo.
Una de las claves es evaluar para asignar prioridades de acuerdo con las posibilidades que tenga cada empresa de asumir compromisos duraderos. Así como el cambio es progresivo e involucra una mirada hacia adentro muy a conciencia, también los aportes que genera la sostenibilidad pueden presentarse en diferentes grados. «Los cambios más urgentes dependerán de cada industria y de las posibilidades materiales de cada empresa. En los aspectos ambientales de baja inversión (pero también bajo impacto) encontramos la separación de residuos, la optimización energética y el cuidado del agua. Para el pilar social podemos mencionar la incorporación del llamado ‘CV ciego’ y remuneración igualitaria para todas las personas que trabajan haciendo las mismas tareas; y para gobernanza podría ser la implementación de políticas anticorrupción y comportamiento ético«, todos estos son ejemplos concretos de cambios con baja inversión que sirven para dar los primeros pasos en la materia, que enumera Tribolo.
A continuación, llegará el momento de avanzar y contemplar otros factores importantes que las grandes empresas toman en cuenta a la hora de sumar pymes como proveedoras que son, como detalla el especialista, la documentación que respalde la condición de sustentables o sostenibles siempre «esta documentación debe tener una explicación de por qué se hace de esa forma, qué materiales se adquirieron para su producción y en qué condición se contrató la fuerza de trabajo y a su vez dejar trazabilidad de ésta hacia las instancias previas en la cadena de suministros. La predisposición para hacer los ajustes necesarios también es vista con buenos ojos, ya que soluciona la necesidad concreta que pueda tener la organización por pertenecer a uno u otro sector».
Industria del caucho: con foco en la transformación
Jomsalva es una empresa familiar con 50 años de historia en la industria del caucho, y al contrario de lo que se podría pensarse sobre este tipo de productos, la gestión en sustentabilidad que encabeza su presidenta Patricia Malnati es un claro ejemplo de que todas las industrias pueden hacer una revisión que les permita transitar hacia la sustentabilidad e, incluso, la economía circular.
En el caso de Jomsalva, esta transición tuvo un punto de partida bien definido, que sentó las bases sólidas de un recorrido que ya va dando frutos. «Muchas pymes llevan adelante acciones relacionadas a la sustentabilidad sin conocer la agenda de los objetivos para el desarrollo sustentable (ODS). Pero para nosotros, conocer esta agenda fue un antes y después. Gracias a ese caudal de conocimientos pudimos lograr un orden, una guía de trabajo y un saber hacer que nos llevó, incluso, a certificar la norma 9001″, explica Malnati.
La compañía tiene una historia muy fuerte relacionada con la recuperación de materiales, ya sea de neumáticos de auto, de avión y hasta de camiones. Y siempre estuvo enfocada en la extensión de la vida útil de los productos, así como también en el reaprovechamiento de compuestos Por Mariana Brizi y lo económico, porque sabemos que necesitamos ser económicamente sustentables.y la búsqueda de alternativas a las materias primas para desarrollar compuestos que permitan la reutilización. «La agenda de ODS cambió mi forma de liderar la compañía, pensando en el liderazgo sostenible. Y personalmente creo que la agenda es un camino porque nos permite un lenguaje común en el que todos podemos hablar. Gracias a ella salimos de lo voluntario y pasamos a lo obligatorio», resume Malnati y apunta que, ese primer acercamiento sentó bases firmas que les permitieron disminuir el impacto negativo y aumentar lo positivo; y definir un nuevo propósito: generar un nuevo sistema de la industria del caucho y llevar los aspectos de gobernanza y lo económico, porque sabemos que necesitamos ser económicamente sustentables.
Asimismo, la empresa definió nuevos indicadores de seguimiento, específicamente con la gestión de compliance y la ética. Para lograrlo, explica la presidenta, «nos acompañaron siempre contadores, abogados y especialistas en seguridad e higiene. Eso nos abrió una posibilidad enorme de capacitarnos». Esos nuevos espacios de aprendizaje se hicieron extensivos al entorno de colegas y proveedores. Específicamente, la directiva generó, desde la Mesa de Desarrollo Sostenible un nuevo ámbito donde las pymes pueden obtener información. «En Europa hoy preguntan cuántas mujeres hay en una empresa y si tenés certificado ambiental. En el mundo pasan cosas que si no las miramos vamos a quedar afuera, por eso tomamos una actitud proactiva», dice Malnati y agrega que, si bien a nivel local hay más interés, esto proviene más de la mirada del cliente todavía, que decide hacer compras sostenibles.
Compras, finanzas y consumidores sostenibles: son temas que están traccionando para que las pymes se pongan en forma. Las cadenas de valor necesitan estar a la altura.
«El caucho natural, por ejemplo, es una materia prima muy importante en la industria, donde trabajan muchas familias desde la agricultura. Desde Jomsalva trabajamos para que esas familias tengan sus derechos. Que el caucho no provenga de bosques reforestados y que podamos sumar cada vez más materias primas vegetales y menos minerales», apunta y comparte un dato que ejemplifica el esfuerzo de la compañía: hoy, entre el 30 y 40% de materias primas que utiliza la empresa son residuos, «logramos que todo ese material no vaya a un basural e incluso utilizamos polvo de neumáticos. Por suerte hay mucha tecnología nueva para que, a partir del neumático fuera de uso, se generen nuevas industrias verdes y muchos puestos de trabajo nuevos».
Aprendizaje y espacio colaborativo
Enfrentar cambios puede ser difícil, más aún para las pymes en el contexto actual. Por eso los espacios de intercambio pueden resultar una buena estrategia. Con este espíritu surgió Unipyme, un ecosistema que fomenta la innovación y prepara a las Pymes para crecer, con una cápsula de sustentabilidad que se enfoca en brindar herramientas concretas sobre el desarrollo de estrategias sustentables, procesos más eficientes y mejoras en su relación con el ambiente.
La iniciativa surgió en plena pandemia de la mano de Unilever, una compañía que hoy produce localmente el 95% de sus productos gracias a su red de más de 2000 pymes que trabajan como proveedoras de la firma.
«Unipyme potencia el negocio de las pequeñas y medianas empresas a través de consultorías especializadas y capacitaciones estratégicas gratuitas sobre desarrollo de negocio, cultura organizacional, herramientas financieras, sustentabilidad, transformación digital y logística. Parte de la tarea de Unipyme es preparar y acompañar a que cada vez más pymes puedan operar de manera más ágil y eficiente. Hoy más de 5700 pymes ya forman parte del programa», explica
Una plataforma para generar y ampliar redes; así define Iaquianandi a este espacio que ya generó alianzas con más de 50 organizaciones, públicas y privadas. Asimismo, comparte, «en una encuesta de 2022 observamos que el 79% de las pymes no generó prácticas que promuevan la inclusión de personas LGBTIQ+, es por eso que junto a Human Rights Campaign (HRC), llevamos adelante un proyecto para promover la formalización de políticas y prácticas de Diversidad, Equidad e Inclusión en las pequeñas y medianas empresas. Además, la alianza con Argos Energía nos permitió proporcionar soluciones integrales e innovadoras para ayudar a las pymes a identificar oportunidades de mejora en materia de consumos de energía y de transición hacia energías limpias«. Este año, la plataforma sumó una articulación con la Subsepyme con el propósito de acercar información acerca de las diferentes líneas de créditos que tiene la entidad actualmente para el sector pyme.
Certificar como estrategia de visibilidad
Las certificaciones ambientales son uno de los caminos que eligen las empres para demostrar su compromiso. En ese sentido, la Certificación de Empresa B es una de las que actualmente funciona como gran activo que simplifica esta ardua tarea de mostrar y asegurar el compromiso ambiental.
Ivan Buffone, socio de Business Sustainability, consultora que acompaña a las empresas para acceder a este tipo de certificación, explica que «la certificación implica una auditoría. Entonces los protocolos y las evidencias de todo lo que se va respondiendo queda demostrado, sobre la mesa». Lo primero que debe hacer una empresa que quiere ser B es visualizar su valor ya creado, porque muchas veces ya se vienen haciendo cosas en materia de sustentabilidad, pero cuesta categorizarlas, conceptualizarlas y, por ende, mostrarlas. «En función de eso y dependiendo de los objetivos de la organización, habrá que potenciar, alinear los próximos pasos a seguir. Y la gran ventaja que tienen las pymes es su capacidad de decisión y de movilidad, porque no hay tanta burocracia interna para movilizar«, explica Buffone y agrega que «casi todas las empresas pueden ser Empresa B, si cuentan con la convicción adecuada».
Y claro que los motivos son muchos. Algunos más que apunta el especialistas son, la búsqueda de «historias de impacto positivo» que hoy priorizan los grandes compradores, cada vez más exigentes no solo con la calidad, sino con el impacto de los procesos productivos. «Básicamente porque ellos luego capitalizan todas esas historias. En sus informes a accionistas y en sus publicidades, las grandes empresas reportan y todo se convierte en un valor«. Además, ser una Empresa B permite una gran visibilidad que a una pyme le costaría ganar de otra forma. Este es otro aporte de valor que apunta el especialista, «mucho más, por su puesto, si la empresa están mirando la posibilidad de exportar o pretende acceso a financiamiento». Finalmente, otro eje por el cual este tipo de certificaciones es cada vez más buscado es la posibilidad de atraer y fidelizar talentos, «los colaboradores, sobre todo cuanto más calificado sean, más se fija en este tema».
Los especialistas coinciden en que el cambio cultural y la concientización es la clave. Todo se capitaliza como aprendizaje y se potencia cuando todo el equipo se involucra en el proceso. «Transmitir en nuestras propias cadenas de valor es un trabajo bastante de hormiga, ese es nuestro principal desafío. Pero por suerte el equipo interno está superalineado, porque llevo un liderazgo muy fuerte en el tema, quiero ser un referente y trabajo para eso», enfatiza Malnati.
La manera de concebir la producción y el consumo debe transformarse, la sustentabilidad ya no es una idea, es un hecho y es una prioridad. «Si entendemos que el desarrollo sostenible es un desarrollo que no deja afuera al cuidado de los recursos, tenemos que tomar conciencia y hacer algo desde nuestros metros cuadrados», apunta.
Leer la agenda de los ODS, vincularte con organizaciones a modo de guía parecen ser la clave para repartir esfuerzos y potenciar resultados.