Fuente: Perfil – Varios son los temas que se debatirán en la primera exposición nacional e internacional de parques industriales a desarrollarse en La Rural entre el 23 y 25 de este mes. Entre ellos, todo lo atinente a la problemática del agregado de valor a empresas alojadas y a su entorno territorial.
Sabemos muy bien de qué hablamos cuando hablamos de parques industriales: básicamente de un lugar habitualmente cerrado, dotado de las infraestructuras necesarias para el mejor funcionamiento de empresas y con capacidad de crear condiciones para su desenvolvimiento con mejores parámetros de eficiencia y eficacia. Esto es, colaborando con el desarrollo de su competitividad.
Nadie pone en duda esa aseveración ya que las empresas, de todo tipo, buscan y encuentran en estos espacios tales comodidades. A través de una dotación de infraestructuras específicas, y optimizando el uso de redes de servicios públicos, el parque industrial posibilita además una mayor complementariedad productiva entre empresas, permitiendo la internalización de efectos externos positivos a sus procesos productivos. El desarrollo de estas economías de red permiten una mayor capacidad de innovación, absorción y difusión de nuevas tecnologías.
Alojarse en un parque industrial genera además economías de todo tipo y facilita la creación de centros de servicios comunes de asistencia empresarial, como el acceso a diferentes herramientas públicas de apoyo.
También mejora las condiciones de seguridad, por tener por ejemplo un único acceso vial y peatonal, protección perimetral y vigilancia permanente. Genera además economía de costos de producción al compartir ciertos gastos comunes, posee generalmente una ubicación estratégica, sus espacios son amplios y ampliables, el valor de la tierra resulta menor al de predios urbanos (costo de oportunidad) y podemos seguir detallando varias otras ventajas significantes.
Desde otro lugar, la mayoría de las provincias poseen leyes específicas para agrupamientos industriales, que estimulan la inversión en sus territorios con diferentes alternativas de desgravaciones.
Estos agrupamientos también permiten un mayor control y protección del medio ambiente, al tiempo que facilitan a las empresas la adecuación a la normativa vigente. En muchas oportunidades se generan parques ecoeficientes con, por ejemplo, uso de energías alternativas y procesos de economía circular en los cuales los desechos de una empresa son reutilizados en otras del mismo parque.
Otras contribuciones no menos importantes
Si bien son estas las más conocidas de las ventajas que proporciona un parque industrial, que podríamos llamar de nivel microeconómico, ciertamente hay otras que refieren a un nivel macro o territorial no menos significativas:
1 Favorecen la mejor convivencia de los vecinos.
2 Son actores preponderantes del desarrollo local y/o territorial.
En el primer caso, al sacar del casco urbano de una ciudad actividades industriales, el parque claramente contribuye a minimizar muchos riesgos derivados del tránsito vehicular y del desarrollo de las actividades propias de un emprendimiento empresarial: menos accidentes, menos estacionamientos de camiones, menor frecuencia de tránsito vial, reducción de ruidos, de humos, de olores y demás.
En el segundo, generan empleo genuino, fomentan el arraigo de los jóvenes, atraen inversiones, agregan valor a las producciones locales, aumentan las exportaciones y muchas otras por el estilo.
En suma, la existencia de parques industriales posibilita optimizar las instalaciones y servicios existentes y desarrollar nuevos proyectos empresariales planificados y construidos en función de parámetros y estándares más eficaces y sustentables, contribuyendo al ordenamiento territorial al uso adecuado del suelo, a la competitividad empresarial y al desarrollo territorial de su entorno.
Los parques industriales hoy
Hasta antes de la pandemia, la mayoría de los alrededor de 600 parques que existen en el país, algunos en proyecto, eran públicos o mixtos. Esa tendencia se modificó en la post pandemia y hoy hay gran cantidad de agrupamientos –fundamentalmente logísticos- originados en capitales privados.
Esto demuestra que los inversores apuestan a este tipo de desarrollos que generan una renta mayor a la de otro tipo de inversiones. En esta misma lógica, actualmente la gran mayoría de los negocios son de alquiler, no solo por la renta sino también porque hay una clara decisión de los empresarios de no inmovilizar capital en tierra y galpones. Muchos desarrolladores construyen y alquilan galpones llave en mano, fundamentalmente de grandes superficies.
En cuanto a precios existe mucha dispersión en función de parámetros específicos: ubicación, calidad de infraestructuras y de construcción (galpones denominados triple A, por ejemplo), zona y otras variables por el estilo.
En otro orden, hoy debe asegurarse una verdadera relación institucional entre la industria, el espacio urbano, los municipios y las empresas. Esto es: armonizar los agrupamientos con su entorno urbano.
También hoy los parques industriales poseen diversas infraestructuras novedosas y comunes: incubadoras, SUM, espacios de venta, espacios de Coworking, relacionamientos con universidades y centros de investigación por ejemplo. También promueven la utilización plena de los adelantos tecnológicos de la economía 4.0.
Todo lo cual está señalando que los parques actuales no solo contribuyen a la mejora de la competitividad empresarial, sino también a la preservación del ambiente en línea con los ODS, al consumo racional de energía eléctrica y agua; fomentan la capacidad de generar innovación.
Además, constituyen una solución integral al problema de ordenamiento industrial, incrementan las posibilidades de exportación -en muchos países son preferidas empresas que se alojen en parques- y en general, elevan el nivel de vida de la comunidad en la que se establecen.