Fuente: Cronista – Un estudio midió el impacto de la coyuntura actual en las perspectivas de las pequeñas y medianas empresas. Las estrategias que eligen para sobrevivir a la incertidumbre.
En el marco de un escenario económico en un año que se anticipa recesivo incluso desde la expectativa del Gobierno, las pequeñas y medianas empresas (pymes) trazan sus estrategias para hacer frente al 2024, en especial al primer semestre y a la espera del oxígeno que genere el ingreso de divisas de la cosecha.
Con el objetivo de reflexionar y ayudar a las pequeñas y medianas empresas a revisar o confirmar sus proyecciones, un estudio de la consultora que dirige Simón Lutvak (SLBC) indagó a cerca de expectativas en relación a empleo, importaciones – y regularización de deuda– y exportaciones.
El relevamiento abarcó a empresas del sector B2B con una facturación en pesos de entre 100 y 7.200 millones anuales y entre 7 y 130 empleados.
Entre los rubros se destacó máquinas herramientas, insumos industriales, informática, logística, piezas y partes industriales y energía mientras que, del total, el 45% son importadores, el 37% fabricantes y el 18% brindan servicios.
Inflación y facturación
Sobre el efecto de la inflación que cerró 211,4% en 2023, Lutvak señaló que sólo el 13% de las empresas consultadas superó la facturación del 2022, luego de aplicarle ajuste por inflación mientras que, en el informe del año anterior, el 61% lo habían logrado.
«Entre el 13% solo se encuentran empresas que se han dedicado a la importación«, destacó y recordó que, en el mismo período, el dólar oficial de enero a diciembre varió un 357%.
Pese a las complejidades que planteó el 2023 por la falta de reservas que redujo la disponibilidad de divisas, el resultado positivo para los importadores también se reflejó en el nivel de productividad por empleado.
Mientrasque el promedio de facturación por puesto registrado alcanzó a $40 millones, en el segmento importador aumenta a $60.967.391. En tanto en fabricantes llegó a $35 millones y en servicios a $15 millones.
Si bien este indicador no mide la rentabilidad, la información resulta interesante para comparar y evaluar ajustes, dijo el especialista.
La clave, la rentabilidad
«Observar el crecimiento en ventas es un tradicional y correcto análisis del balance del año, y también lo es detectar los éxitos en alguna línea de negocios o bien la cantidad de nuevos clientes alcanzados en el año», analizó, pero aclaró que la rentabilidad es clave para analizar la «sanidad» de la empresa.
En ese sentido, sobre las expectativas, el 47 de las firmas pymes encuestadas pronosticó que espera obtener peores resultados mientras que el 29% proyecta el mismo nivel de 2023 y sólo el 24% asumió un mejor escenario.
En el segmento importador, los que esperan estar «mejor» respondieron que esperan rebajas en los costos del comercio exterior y que hay una demanda insatisfecha; los menos optimistas adujeron que habrá más ventas pero más competencia y señalaron que «harán equilibrio entre las deudas que tienen en el exterior con los nuevos negocios que esperan».
Por último, los pesimistas, plantearon que tendrán que bajar precios por la incursión de más competidores e hicieron foco en el impacto negativo de las deudas contraídas con el exterior.
Por su parte, los fabricantes más pesimistas señalaron mayores costos, más inflación y recesión en un escenario de «mucha precaución» acerca de fabricar o no este año.
Quienes tiene mejores perspectivas, «se ocuparon de hacerse de stock» y esperan mayor demanda mientras que en el centro se colocan los que confían en superar dificultades, pero con menos ventas y costos más bajos.
Por último, entre los proveedores de servicios ninguno tuvo mejores expectativas. El segmento se dividió entre los que planifican mantener el nivel de rentabilidad con altos costos y oportunidades en el exterior.
En tanto, los que ven un panorama más adverso aluden al mercado retraído y altos costos lo que dificulta aumentar los precios.
«La mayoría espera un año recesivo y complicado, en especial durante el primer semestre», sintetiza el informe y recomienda planificar acciones tomando en cuenta la visión propia. «A veces los empresarios tienen una visión, pero no la plasman en acciones, o bien no son las apropiadas», sugirió.
Estrategias vs incertidumbre
Entre las 5 principales acciones comerciales que planifican las empresas para 2024, la encuesta detectó que el 34% invertiría especialmente en desarrollar negocios en el exterior y el 39% está dispuesto a invertir más aún en el desarrollo de canales alternativos de ventas dentro de la Argentina.
Además, en cuanto a estrategias, el 66% lanzará un nuevo producto o una solución nueva al mercado durante 2024; el 55% está decidido a invertir en marketing por arriba de lo que invirtieron el año anterior y el 42% tiene previsto sumar personal a su empresa.
Por último, sobre la expectativa personal sobre el rumbo de su empresa, el 58% de los entrevistados manifestaron que esperan transitar entre la supervivencia y la incertidumbre; el 32% tiene expectativas positivas y el resto mencionó que está preocupado por resolver sus deudas, o que tiene una especial apuesta en hacer negocios en el exterior.
Entre los optimistas sobresalió la expectativa de que «en unos meses podrán regularizar sus cuentas con el exterior, que el mercado tiene una demanda insatisfecha y que están preparados para afrontar el año».
Como conclusión, se desprende que frente a las dudas que genera el mercado local con mucha incertidumbre sobre las medidas que quedarán vigentes, cuáles no y cómo impactarán en el negocio, el sector pyme mira con mayor entusiasmo el exterior.
Aun así y pese al contexto convulsionado y recesivo, «las acciones previstas para el año parecen contradecir la conclusión acerca de que se espera un mal año» dijo y destacó que «la pyme, consciente o inconscientemente apuesta siempre a realizar negocios».