Fuente: La Nación – Fue afectada por los problemas para importar y la menor demanda interna que provocó un nuevo retroceso en la producción de alimentos y bebidas
El primer dato oficial sobre la salud la actividad económica productiva en el tercer trimestre no fue bueno: la industria registró en julio su tercer retroceso mensual consecutivo al disminuir un 1,2% frente a junio. En tanto, la construcción rebotó 1,1%, aunque los empresarios del sector no son optimistas sobre la posibilidad de sostenerlo.
Con los nuevos datos, la manufactura ya muestra una contracción del 3,9% en la medición interanual, caída que se eleva al 5,8% en relación al nivel alcanzado un año atrás para la construcción, pese a su recuperación en julio. Ambos sectores lucen afectados por las crecientes limitaciones a las importaciones y los problemas que muestra la demanda interna en un contexto de elevada inflación que carcome ingresos.
Se trata de los primeros datos oficiales sobre el nivel de actividad que se conocen del tercer trimestre del año, lo que apuntan a ser malos como los ya verificados en el segundo trimestre y que resultaran potenciados por el golpe que significó la muy dura sequía. “Trabas a las importaciones y devaluación mediante, agosto también será malo”, aventura el economista y consultor Gabriel Caamaño, de Estudio Ledesma.
En el mercado se creen que la devaluación impulsada por el Gobierno tras las PASO, al buscar acotar la pérdida de reservas por importaciones, afectará la operatividad de la industria, condenándola a tasas de actividad más modestas en lo que resta del año.
Por el momento, según el Índice de Producción Industrial (IPI) de julio de difundido hoy por el Indec, el accionar manufacturero presentó, en la serie desestacionalizada, una variación negativa de 1,2% respecto del mes anterior, luego que diez de las dieciséis divisiones de la industria presentaran caídas interanuales.
Por caso la estadística registra caídas del 6,1% en alimentos; del 13,5% enmaquinarias, del 9,9% en metálicas básicas, del 3,1% en madera y papel; del 3,9% en minerales no metálicos, del 4,6% en productos de metal; del 2,8% en automotores del 3,8% en otros equipos de transporte y de sólo 0,4% en muebles y colchones. Sólo esquivaron las mermas los rubros de indumentaria y calzado (+15,7%); productos textiles (+5,7%); la actividad petrolera (+3,6%); cauchos (+2,4%); químicos (+0,8%) y tabaco (+0,2%).
“Con la fortaleza que mostró, prendas de vestir fue el que más aportó a la variación anual total, sumando 0,5%, mientras que la industria alimenticia fue el sector que más crecimiento restó (-1,7%) a la actividad manufacturera general, seguida por maquinaria y equipo, que restó -0,9″, observaron los analistas de la consultora LCG.
En su evaluación de los datos, destacan el nuevo freno en la industria de alimentos y bebidas (segundo mensual consecutivo interanual), porque dicha actividad explica 25% del desempeño general de la industria. “Acentuó la dinámica contractiva que se venía presentando y acumula una caída de 1,3% anual”, detallan al respecto.
En el caso de la construcción, el rebote del 1,1% mensual del índice desestacionalizado (+0,5% para la tendencia-ciclo) vino acompañado por una suba interanual del 13,1% en los puestos de trabajo relacionados con este rubro.
Con los datos publicados, el acumulado de los siete meses de 2023 del índice serie original presenta una baja de 2,6% respecto a igual período de 2022, en tanto, en comparación igual mes de 2022, el indicador sintético de la actividad de la construcción (ISAC) -como se dijo- arroja una variación negativa de 5,8%.
“La recuperación se explicó por tres insumos que aportaron 1,8 puntos porcentuales (pp) al crecimiento mensual: Hormigón, Ladrillos y Pinturas (+0,6 pp cada una). Presentaron un incremento mensual del 6,3%, 2,8% y 5,1% desestacionalizado, respectivamente. En tanto el asfalto, como proxy de la obra pública, presentó una contracción mensual del 7,3% desestacionalizado, restando 0,1 pp al índice general”, notaron desde LCG.
Según el informe oficial, el 34% de las empresas considera que la inestabilidad de los precios podría provocar una caída de la operatividad del sector en el ámbito privado, y, entre las empresas que realizan obra pública, la expectativa de caída de la actividad se incrementa y llega al 40% de los encuestados. Aún así se cree que la informalidad que caracteriza al abaratamiento de los costos medidos en dólares libres podría amortiguar esa tendencia.