Fuente: A24 ~ Se llama Yumba y se dedica a la comercialización local e internacional de resina para instrumentos musicales. Cómo logró superar una crisis y despegar.
Guillermina Esmoris, dueña de Yumba, describe cómo fue la experiencia de sacar adelante en pocos años a la PYME especializada en la comercialización local e internacional de resina para instrumentos musicales.
«Yumba es una marca de resinas para violines, violonchelos y contrabajos. Es un producto necesario para estos instrumentos porque si no se utilizan estos no suenan», comentó la protagonista de la historia.
Se trata de la única firma del rubro a nivel local, que surgió en 2017 como consecuencia de la pasión de la contrabajista.
La génesis del proyecto
«Todo comenzó cuando empecé a estudiar contrabajo en mi ciudad, en el conservatorio de Bahía Blanca. En la primera clase, mi profesor me alcanzó una cajita de un producto importado de Suecia y me dijo que lo usara siempre antes de tocar», describió Esmoris en el programa Somos Pymes Radio, por Radio La Red AM 910.
«Esta resina de pino me resultó fascinante per se y al investigar sobre el producto en mi casa, me di cuenta de que no había nada como esto que se produjera en Argentina», relató.
«Fue así que encontré la materia prima -llamada colofonia- y me puse a probar con latitas de tomate, combinando fórmulas», mencionó la emprendedora.
«Después de consultar con los expertos de la sinfónica local, en seis meses encontré la manera perfecta de hacer el producto y me decidí a comercializarlo en Argentina», resaltó la creadora de Yumba en el programa.
Y admitió: «Una de las fórmulas que me llevó cinco años de desarrollo, porque es una resina muy especial que se utiliza en el contrabajo y solo se encuentra en esta parte del mundo».
«Este tipo de resina pegajosa (Pops) que todos me reclamaban era mi Talón de Aquiles. Cuando encontré la fórmula adecuada sentí mucha satisfacción y decidí mandarla a Estados Unidos, donde logré que se ponga de moda», destacó.
Atravesar una crisis y lograr el despegue
En otro tramo de la charla, Esmoris se refirió a los inconvenientes que trajo el Covid-19 al negocio y cómo logró sobreponerse a ese obstáculo, con la ayuda del mundo cooperativo.
«El año pasado, en plena pandemia, fue un mal momento para el mundo de la música y también para Yumba. En ese momento, Lionel Paredes (especialista en comercio exterior) me convenció para hacer una nota sobre el tema, que terminó leyendo la nueva gestión de la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional (AAICI)«, ilustró la empresaria.
«A partir de ahí me hicieron parte del lanzamiento del programa ‘Argentinas al Mundo’; eso me motivó muchísimo y me llenó de fuerzas para seguir adelante. Luego gané el Premio ExportAr y después de eso me empezaron a llover pedidos», exclamó.
Y agregó: «Todo este crecimiento hizo que llegáramos a Canadá -con un contrato de exclusividad por tres años- y a Japón».
«Tomando como ejemplo lo que hace la cooperativa de cosméticos creada por mujeres ‘Maleza’, que tiene un laboratorio grande y hermoso en Villa Lugano, decidí contactarlas y empezar a producir las resinas allí», explicó Esmoris, al describir el momento en el que la firma logró escapar a la crisis.
Impulso de internalización
«La semana pasada logramos hacer el primer pedido para enviar 210 resinas a Australia. Fue una experiencia impresionante, porque Yumba se acomodó a la producción y a la logística de Maleza», puntualizó, en ese sentido.
«Me gustó la idea de tener un proyecto que sea colectivo y genere valor a nivel social, de la mano de tener la posibilidad de exportar», destacó la creadora del proyecto.
«Ahora mi objetivo es llegar a China, que es un buen mercado para Yumba en cuanto a calidad. Actualmente, nuestros principales mercados son Estados Unidos, Corea del Sur y Europa (Alemania, Italia y España)», sentenció.
Y añadió: «Este año logramos entrar a Chile, Singapur, Taiwán, Japón, Rusia y demás países de todos los rincones del mundo».
«Hay muchas herramientas para poder exportar y hay programas que acompañan en este camino arduo. Hay que buscar ayuda en el sector público, como el programa ‘Desafío Exportador’, que abarca a todos», concluyó Esmoris.