Fuente: Cronista – Poder darle una segunda vida a materiales de desecho es una estrategia funcional para mejorar los números en los balances de sustentabilidad, y también para ganar oportunidades de negocio.
Desechos, residuos, basura. Si bien hay diferencias en la definición de cada uno de estos elementos, lo cierto es que hasta hace poco todos tenían algo en común: se tiraban aunque no desaparecían. Con la consciencia sobre el impacto ambiental que tiene todo lo que se descarta, hoy las empresas comprendieron que en estos materiales hay un valor económico y del cuidado del planeta al reutilizarlos. De esto se trata la economía circular.
«Las empresas buscan incorporar la economía circular por varias razones. Estas incluyen la necesidad de transformar las presiones del contexto global, adelantarse a las regulaciones y normativas, enfrentar los costos incrementales por uso de recursos y gestión de residuos, mejorar la relación con los usuarios, superar las exigencias de los shareholders y aumentar el engagement de los colaboradores. En Kolibri, creemos firmemente que una estrategia bien desarrollada que incorpore indicadores de impacto ambiental y social no solo contribuye a la rentabilidad a corto, mediano y largo plazo, sino que también agrega valor a la organización», afirma Carolina Pérez Guzman, directora de Estrategias de Circularidad de Kolibri, empresa B que acompaña a otras firmas a planificar su transformación ambiental.
En sintonía, Marina Arias, directora ejecutiva de Sistema B Argentina, resalta cómo desde la organización apoyan «a las empresas para que adopten soluciones que mitiguen el impacto de sus operaciones en las personas y el planeta, pero también las alentamos a que transiten un cambio más profundo. En relación a la economía circular, tiene que ver con una transformación de la mirada con respecto al negocio, es dejar atrás el pensamiento lineal de la economía y empezar a considerar el impacto de un producto durante todo su ciclo de vida, con soluciones de fondo».
«Hace más de 15 años comenzamos a considerar un enfoque circular para nuestro negocio, cuando comenzamos a medir nuestro impacto ambiental y social. Este enfoque nos llevó a materializar nuestro compromiso a través del programa L’Oréal por el Futuro con el objetivo de transformarnos internamente según tres ejes: reducir el impacto sobre el clima, el agua, la biodiversidad y los recursos; empoderar el ecosistema para que sea parte de la transformación alentando a socios, consumidores e industria a convertirse en agentes de cambio; y contribuir a resolver los desafíos ambientales y sociales que enfrenta el mundo», establece Mariana Petrina, directora de Comunicación Corporativa, Sustentabilidad y Asuntos Públicos de L’Oréal Groupe en Argentina.
Es así que los objetivos para 2030 son ambiciosos, pero desde la empresa aseguran estar bien encaminados. «Trabajamos para que todas nuestras fábricas utilicen agua 100% reciclada y reutilizada en los procesos industriales (al momento, 14% de nuestras fábricas ya son Waterloop); que el 100% del plástico utilizado en nuestros envases proceda de fuentes recicladas o de base biológica (llevamos un 32% a 2023); y que el 100% de nuestros centros cubran la totalidad de sus necesidades energéticas con energías 100% renovables. Además de que nuestros empaques sean 100% rellenables, reciclables o compostables; reciclar o reutilizar el 100% de los residuos generados en nuestros sitios industriales (61% recuperado hasta 2023), y que no generen ningún residuo a vertedero ni ningún tipo de desecho», detalla Petrina.
Los residuos también son buenos para generar energía. Así lo probó la empresa Fuentes Renovables de Energía SA (FRESA). «La planta, ubicada en Corrientes, produce energía eléctrica a partir del subproducto de la foresto-industria. Hoy, producimos el 10% de la energía eléctrica que consume la provincia», establece Adriana Steckler, jefa de Medio Ambiente y Relaciones Institucionales de la compañía.
«Hasta hace pocos años el subproducto de las plantaciones de pino y eucalipto, cercanas a la localidad de Gobernador Virasoro, eran solo un residuo de las operaciones. Los chips, el aserrín, las ramas y los costaneros, provenientes de la poda y el raleo se acumulaban en los bosques y se descomponían con el paso del tiempo o eran quemados a cielo abierto, involucrando riesgos y contaminación», describe Steckler.
Fue así que, en 2020, la compañía se puso el objetivo de generar energía eléctrica renovable a partir de biomasa forestal, dándole un destino útil y sustentable al subproducto de la foresto-industria. «Al igual que otras empresas que forman parte de Insud, FRESA tiene como visión de largo plazo generar un impacto positivo en la calidad de vida de las personas, preservando el ambiente en el que opera y produciendo valor para la comunidad en la que se inserta», aclara Steckler.
Ubicada en un predio de 15 hectáreas, FRESA es la planta de generación de energía a partir de biomasa más grande de Argentina. Actualmente, provee de 36 MW-h al Sistema Interconectado Nacional (SADI).
«La generación de energía a partir de biomasa forestal tiene un múltiple impacto positivo. Además de hacer uso de una fuente renovable y de contribuir a la sustentabilidad de la industria forestal, agrega valor económico al sector mediante el aprovechamiento de un subproducto que antes se hubiese perdido. En relación con la comunidad local, FRESA emplea de forma directa a 125 personas con perfiles altamente calificados y genera más de 300 empleos indirectos», completa Steckler.
Circular y de triple impacto
El modelo de la economía circular se encuadra dentro de un concepto más amplio, que es el del triple impacto, es decir, cuidar al ambiente, las personas sin dejar de pensar en el negocio. En esto se enfocaron en Newsan, empresa que produce Atma, Noblex y más.
«Newsan IN, nuestro modelo de negocio de triple impacto, forma parte integral de este esfuerzo, enfocándose en la inclusión socio-laboral a través de la recuperación de residuos y productos. Este programa busca generar empleo genuino y al mismo tiempo promueve la valorización de residuos eléctricos y electrónicos (RAEEs), extendiendo su vida útil a través de procesos de separación de repuestos, reciclado y reparación de productos para su comercialización», cuenta Marcela Cominelli, gerenta de Legales, Asuntos Públicos y Sustentabilidad de Newsan.
Así, durante 2023, lograron una tasa del 60% de RAEEs y, desde el comienzo del programa en 2016, más de 200.000 kg de scrap (chatarra o residuos) fueron gestionados responsablemente. «Adoptar la economía circular no sólo nos permite responder a las expectativas del mercado y cumplir con regulaciones socio-ambientales cada vez más exigentes, sino que también nos ayuda a fortalecer nuestra gestión y continuar identificando oportunidades de mejora para la circularidad, asegurando la competitividad de nuestros productos y la efectividad de nuestras prácticas a largo plazo», suma Cominelli.
«Para nosotros es sumamente importante establecer una estrategia clara, y métricas y objetivos que nos permitan comprender el impacto de nuestras acciones y cómo podemos mejorar. Es un gran desafío generar indicadores para tener un punto de partida a partir del cual mejorar, ajustar y potenciar los planes de acción que vamos llevando a cabo. Por eso año a año continuamos trabajando para mejorar la sistematización de los datos e indicadores», cuenta Betina Azugna, gerente de Sustentabilidad del Grupo Sancor Seguros.
Actualmente, «más de 30.500kg de residuos producidos en nuestras oficinas de todo el país fueron entregados a más de 20 entidades aliadas para reingresarlos en el circuito productivo», ejemplifica Azugna.
«La colaboración entre el sector público y privado es importante para seguir impulsando la economía circular, una solución para el desarrollo sostenible y la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. A nivel local, está la Ley N°25.612 de Gestión Integral de Residuos. Además, el país está suscripto a varios acuerdos internacionales que promueven la economía circular, como el Acuerdo de París y la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible», explica Adriana Arias, head of Communications & Sustainability de Zurich.
En la línea de las aseguradoras, Grupo San Cristóbal también buscó fortalecer sus acciones de economía circular mediante alianzas. Así, Silvia Battilana, especialista en Sustentabilidad de la compañía, cuenta que desde el año pasado articularon y empezaron a trabajar con «Eco-Z una cooperativa salteña, que tiene entre sus principales objetivos reciclar residuos para reducir la contaminación y generar fuentes de trabajo. Este proyecto se enmarca dentro de nuestro programa de voluntariado corporativo Hacedores por la Comunidad, que presentó un grupo de empleados de Salta».
«Bajo el nombre Creando conciencia ambiental, el proyecto consiste en fortalecer las tareas que la cooperativa Eco-Z, liderada por nueve mujeres, llevado a cabo en Colonia Santa Rosa, en Salta. Se dotó de equipamiento a la cooperativa pudiendo recuperar 30 toneladas de residuos en 6 meses, residuos que no estarán contaminando agua, suelo ni el aire producto de la quema. Además, con esta capacidad que queda instalada se brindan herramientas para fortalecer la empleabilidad de las mujeres que conforman la organización», detalla Battilana.
A esto hay que sumar el Plan de Gestión Integral de Residuos del grupo, que abarca todas las categorías y en todas sus etapas, desde la identificación y clasificación, hasta la adecuada disposición final de cada uno.
Por su parte, desde Telecom resaltan su gestión responsable de los residuos. «Sostenemos desde hace años una campaña de separación de residuos sólidos urbanos en los inmuebles de todo el país, entregando materiales reciclables a cooperativas de recuperadores urbanos, lo que reduce significativamente el envío de material de desecho para relleno sanitario.»
Y agregan: «El tratamiento de los residuos peligrosos/especiales, lo gestionamos a través de más de cuarenta inscripciones en distintas jurisdicciones que nos permiten disponibilizar estas categorías de residuos en todo el país de acuerdo con la normativa nacional y regional vigente».
En Honda aseguran que ya en 1960 se preocupaban por tener políticas que protegieran al ambiente. Es por esto que no extraña que en nuestro país, en su Patio Ecológico ubicado en la planta de Campana, reciclan 240 toneladas de material por mes que destinan a siete instituciones para que los conviertan en nuevos productos y así, ingresen nuevamente al mercado. «Así, llevamos adelante un proceso de economía circular que genera reducción en el impacto ambiental y nuevas oportunidades de negocios», afirma Viviana Daleoso, gerente de RR.II. de Honda Motor.
«Además, contamos con una Planta de Tratamientos de Efluentes en donde los volvemos a parámetros seguros, con una capacidad para procesar 16 m3/h. Desde junio de 2023, YPF Luz provee de energía renovable a nuestra planta convirtiéndonos en la única fábrica de motocicletas del país que se abastece de este tipo de energía», añade Daleoso.
Trabajar hoy para el futuro
La economía circular establece un modelo de producción y consumo más responsable y sostenible. «Para nosotros apuntar a una economía circular implica no sólo esfuerzos y desafíos dentro de la gestión del negocio, sino un claro compromiso para concientizar y fortalecer toda la cadena para que esto sea posible; incluso trabajar con el consumidor y la comunidad que son parte clave de este circuito», dice Sol Rodrigo, gerenta de Sustentabilidad y Comunicación Corporativa de Eco Aguas y Bebidas Saludables.
«Entre los compromisos de la compañía a 2025 se destacan que el 100% de los envases están diseñados para ser reciclados y, actualmente, todos son fabricados con el 30% de resina reciclada (rPET). Para 2025, el objetivo es alcanzar el 50% de rPET en nuestros envases», detalla Rodrigo.
Otra empresa con metas mirando hacia adelante es CCU. «Puntualmente para el eje Planeta (también trabajan en Personas y Gobernanza), nos enfocaremos en ser una empresa líder en economía circular con estos focos: 100% de la valorización de residuos industriales; continua innovación en packaging reutilizable, reciclable o compostable; aumento progresivo de material reciclado en envases y embalajes; 100% de materiales reutilizables, reciclables o compostables, y 50% de material reciclado en envases y embalajes», enumera Juan Pablo Barrale, gerente de Sustentabilidad y Asuntos Corporativos de CCU.
«Para el periodo 2024-2025 nos proponemos aumentar en un 50% el material recuperado. Venimos evolucionando en el ahorro de consumos de agua en un 67% vs 2010; y en la valorización de residuos en un 99,4%», aclara Barrale.
Esta empresa productora de Heineken, entre otras cervezas, tiene programas orientados al recupero y también a los recuperadores, que así pueden poner en valor su Vocación Circular. «Además trabajamos sobre iniciativas de ecodiseño, reduciendo la cantidad de material en sus empaques y aumentando su componentes reciclados», indica Barrale.
Y completa: «ReCCUpero lleva poniendo en valor más de 4 mil toneladas de material reciclable gracias al trabajo colaborativo que realizamos con municipios, cooperativas, retailers y otras empresas del sector de consumo masivo».
Horacio Martino, gerente de Sustentabilidad de Tetra Pak Argentina y Paraguay, señala que los esfuerzos realizados por la compañía «han generado una evolución positiva en la industria. En la Argentina, por ejemplo, en 2023 lanzamos un envase compuesto en un 88% por materiales renovables, reemplazando el polietileno tradicional por uno de origen vegetal. Además, implementamos más de 1.000 programas de recuperación de reciclables posconsumo en el país. En colaboración con Cempre y COYS, logramos recuperar más de 40 toneladas de envases larga vida en Córdoba Capital, equivalentes a más de un millón de litros de envases reciclados».
«A nivel global, en 2023 recolectamos y enviamos a reciclar 1,3 millones de toneladas de envases. Estos resultados demuestran nuestro compromiso y nos acercan cada vez más a nuestros objetivos de sostenibilidad y economía circular», complementa Martino.
Para este especialista, adoptar un enfoque de economía circular «implica una serie de esfuerzos significativos: uno de los mayores fue integrar estos principios en nuestra cadena de valor lo que requirió una reestructuración de nuestras prácticas y la adopción de nuevas tecnologías y métodos de trabajo».
En este sentido, realizan «inversiones adicionales en el diseño y reciclaje de los envases. Sin embargo, nuestro principal enfoque es escuchar a los consumidores y colaborar con nuestros clientes para ofrecer soluciones de envasado cada vez más sostenibles. Estas inversiones no solo buscan reducir nuestra huella de carbono, sino también fomentar la innovación y eficiencia en toda nuestra cadena de suministro», dice Martino.
En Mondelez, aseguran que la economía circular es «un concepto que está inmerso en nuestra estrategia de sustentabilidad, principalmente en lo que respecta al packaging y estos tres focos: la reducción del packaging, y esto incluye proyectos de minimizar el pack y utilizar material reciclado; mejora de los envases, actualmente el 95% de nuestros envases está diseñado para ser reciclado y el desarrollo de sistemas que aporten a la economía circular. Ya estamos trabajando en un programa piloto para el desarrollo de un programa de recolección de envases y cerrando otras alianzas con socios estratégicos que ya se dedican a sistemas de recolección y economía circular, poniendo especial atención en testear la trazabilidad y escalabilidad de los distintos sistemas de recolección», cuentan.
Mirada integral
Construir acciones de economía circular implica entender que se necesitan muchos engranajes funcionando para que el impacto sea real y positivo. Esto es lo que comprendieron en GDN Argentina y por eso construyeron alianzas con socios comerciales y organizaciones de la sociedad civil para fomentar prácticas productivas y de ciclo de vida de las mercaderías cada vez más sostenibles.
«En función de esto implementamos espacios de recupero de materiales reciclables en nuestras sucursales Híper ChangoMas y ChangoMas, a los que llamamos Ecopuntos. Estos puntos de recolección no sólo permiten ofrecer un servicio a la comunidad, sino que también posibilitan que los reciclables se reinserten al circuito productivo», explica Juan Pablo Quiroga, director de Relaciones Institucionales y Desarrollo Sustentable de GDN Argentina.
Y fueron todavía por más, buscando tener una pata en la esfera social. «Llevamos adelante el programa de Rescate de Alimentos con un socio estratégico como el Banco de Alimentos de Argentina, con el objetivo de donar aquellos productos que por algún motivo no pueden ser comercializados (ya sea por rotura de packaging, por ejemplo) para que lleguen a manos de personas que los necesitan, evitando así el desperdicio de los mismos.
Yamila Scollo, gerenta de Sustentabilidad y RSE de Carrefour, señala que la cadena cuenta con un sistema de medición y reporte de más de 2800 indicadores que abarcan el impacto ambiental, social, económico y de gobernanza. Esta herramienta les permite evaluar y ajustar las prácticas para alinearlas con la estrategia general, las expectativas del sector y, principalmente, de los clientes. «Ejemplo de ello es el incremento significativo en la recuperación de materiales para proyectos de economía circular, pasando de 600kg a más de 55.460kg, que fueron reconvertidos en nuevos productos para distintos fines, como la venta en sucursales, la generación de nuevos insumos para el uso en sucursales o en materias primas, promoviendo así los emprendimientos locales», añade Scollo.
En la industria de los electrodomésticos, Whirlpool incluye a la economía circular al pensar el producto desde su fabricación. «Desde la fase de diseño hasta la reparación y renovación, estamos comprometidos a ofrecer productos de la mejor calidad disponible y a apoyar a nuestros consumidores durante todo el ciclo de vida del producto. De esta forma, reparamos, renovamos y reciclamos productos para disminuir la cantidad de residuos», refleja Martín Castro, director general de Whirlpool Región Sur.
De esta manera, el enfoque hacia la economía circular está integrado y se ejecuta en toda la organización, «alineándose con estándares como ISO 14009, que ayudan a mostrar el movimiento hacia una mayor circularidad en todo el ciclo de vida de los productos, que incluyen: diseño circular para minimizar el uso de materiales vírgenes y/o fósiles, uso circular para prolongar y optimizar la vida útil de los productos y recuperación de productos al final de su vida útil para minimizar la contaminación por residuos electrónicos y permitir el reciclado de materiales», destaca Castro.
«Somos conscientes que una economía circular representa un camino para desacoplar la creciente demanda de bienes y servicios de su consumo de recursos mediante la reducción y reutilización de recursos y la extensión de la vida útil de los productos para reducir los impactos ambientales», concluye el director de Whirlpool