Fuente: BAE – Aunque el sector está siendo muy golpeado por la crisis, los datos muestran su importancia para la creación de empleo.
Las estadísticas oficiales confirman que Argentina posee las características para ser considerada una «gran pyme nacional». Los datos muestran que este sector es el principal generador de empleo, según los registros del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA).
El análisis de las nóminas y las contribuciones patronales reveló un promedio de entre 14,4 y 15,6 asalariados registrados por empresa entre 2018 y 2023, una cifra cercana a la media del segmento pyme, que va de 11 a 25 empleados.
El mapa del empleo en Argentina está dominado por pequeñas empresas: el 73% del total registrado en 2023 tenía hasta cinco empleados, mientras que el 23,2% contaba con entre 6 y 50 trabajadores. En contraste, solo el 3,9% de las empresas tiene más de 50 empleados.
Aportes
Los empleadores dedicados a la producción de bienes y servicios, aquellos registrados como administradores de consorcios con personal a cargo y los jefes de familia que se inscriben en el Régimen Especial de Contrato de Trabajo para el Personal de Casas Particulares representan, en su conjunto, más de la mitad de la estadística del SIPA.
Estas proporciones cambian cuando se compara la contribución de los empleadores con hasta dos asalariados frente al total de ocupados registrados en relación de dependencia. Es decir, el volumen total de aportes que realiza cada segmento. El 2,34% de los aportes recibidos por la ANSES corresponde a empleadores que cuentan con un solo trabajador y otro 2,17% a los que tienen dos.
Contrastes
Esos porcentajes contrastan con el correspondiente a las empresas con más de 5.000 trabajadores asalariados: un 20,6% repartido entre 87 empresas. En tanto, un 19,86% corresponde al segmento de entre 101 y 500 empleados y otro 10,24% al que emplea entre 501 y 1.500 personas, según consignó el Departamento de Estudios de la AFIP.
Aunque representan menos de la mitad del total y evidencian un franco retroceso en lo que va del año, las pymes con más de dos asalariados registrados adquieren una relevancia significativa como creadores de puestos de trabajo en relación de dependencia. Las empresas con más de dos trabajadores concentran el 91% de los empleos. Estos puestos, además, no solo son los más estables sino también suelen estar mejor remunerados.
Al evaluar los poco más de 534.000 empleadores registrados que existen en el país se desprende que el empleo asalariado sigue teniendo mayor concentración en las pymes, principalmente en las medianas y recién después en las grandes empresas.
Productividad
Por otra parte, desde la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) destacan que las pymes son actores claves para incrementar el crecimiento potencial de la región. Estas empresas se caracterizan por una gran heterogeneidad en su acceso a mercados, tecnologías y capital humano, así como también su vinculación con otras empresas, factores que afectan su productividad, su capacidad de exportación y su potencial de crecimiento.
Los técnicos de la CEPAL señalan que las pymes constituyen un componente fundamental en el entramado productivo en la región, ya que representan cerca del 99% de las empresas y dan empleo al 67% de los trabajadores. No obstante, su contribución al PBI regional es relativamente baja, lo que expone las deficiencias en sus niveles de productividad. Por ejemplo, las grandes empresas de la región muestran niveles de productividad hasta 33 veces más elevados que los registrados por las microempresas, mientras que esas cifras oscilan entre un 1,3 y 2,4 veces en los países de la OCDE.
Exportaciones
En lo que respecta al comercio exterior, cerca del 10% de las pymes latinoamericanas exporta parte de su producción, mientras que la fracción de pymes exportadoras asciende al 40% en Europa. Las pymes de América latina forman un conjunto muy heterogéneo, que varía desde las microempresas de autoempleo en situación de informalidad hasta las empresas innovadoras con alta eficiencia y capacidad de exportación. Con la aplicación de políticas coherentes y coordinadas, las pymes podrían convertirse en agentes del cambio estructural a través de su contribución al aumento de la productividad.
Esto permitiría complementar las economías de escala de las grandes empresas, favoreciendo la creación de aglomeraciones productivas y contribuyendo a la inclusión social al elevar los ingresos de las microempresas y reducir su vulnerabilidad. Lo anterior significaría superar varias de las debilidades estructurales de las economías latinoamericanas, ya que las pymes son componentes claves aunque débiles de la misma, indicó la CEPAL.
El organismo remarcó que es necesaro mejorar la articulación entre los actores económicos e incrementar tanto la eficacia como eficiencia de las instituciones de apoyo para aumentar la productividad y la competitividad de las pymes en la región. La creación de espacios de cooperación entre firmas podría estimular la generación de ventajas competitivas y externalidades que contribuyen a consolidar y dinamizar los procesos de modernización empresarial.