Fuente: Cronista – Las ventas agroindustriales al mundo, que crecieron un 44,7%, contrastan con la brusca caída que experimentan rubros industriales enfocados al mercado interno.
Frente al crecimiento del 44,7% en la molienda de soja la contracara se refleja en el derrumbe del 51,3% de la producción de electrónica de consumo. Estos dos ejemplos antagónicos muestran que los sectores exportadores mueven la economía, mientras que la industria orientada al mercado interno terminará un 2024 para el olvido.
Este comportamiento se observa también en la geografía argentina: en el interior, hay provincias que se desarrollan de la mano de estos sectores dinámicos y en el AMBA y otras ciudades como Córdoba y Rosario, la recuperación será lenta y demorará hasta mediados de 2025.
Según las estimaciones para este año del informe de perspectivas sectoriales de ABECEB, están en verde los sectores destinados al mercado externo: la mencionada molienda de soja (+44,7%), la producción agrícola (+7,6%), la producción de agroquímicos (+8,5%), la venta de fertilizantes (+5,9%), la producción de petróleo (+8,0%), la de gas (+5,6%) y las exportaciones de servicios basados en conocimiento (+12,5%).
En cambio, el semáforo cambia al rojo para el resto del conglomerado productivo: la producción de electrónica de consumo (-51,3%), la de aparatos de uso doméstico (-31,7%), la automotriz (-24,1%), construcción (-19,8%), producción siderúrgica (-19,6%), venta de maquinaria agrícola (11,7%) y la producción industrial (-11,4%).
La buena noticia es que todos, con distintos niveles, comienzan su recuperación en 2025. Si bien muchos sectores no logran saldar lo perdido, el escenario se vuelve positivo y el semáforo se pone en verde.
Por ejemplo, la producción de electrónica de consumo crecerá en 2025, el 29,7%, la de aparatos de uso doméstico el 22,9%, la venta de maquinaria agrícola el 14,4, la construcción, el 13,6%, la siderúrgica el 13,5 y la automotriz el 12,2%.
Las buenas perspectivas hacia 2025 se basan en un PBI que de caer 3,3% este año pasa a mejorar el 4,6% y un consumo que se recupera: pasa de una pérdida del 4,9% promedio este año a una mejora del 4,5% el año que viene. Esto obedece a que los salarios comienzan a recuperar poder adquisitivo, la aparición del crédito y una mayor estabilidad de los precios que permiten administrar los gastos.
Por otra parte, la inversión reflejaría una caída en torno al 20% para este año, rebotando parcialmente hacia 2025 y en el segundo semestre aceleraría notablemente su ritmo, incentivada por el RIGI, por el cambio de ciclo y fundamentalmente, si se concreta la eliminación del cepo.
Las exportaciones sostendrían el crecimiento durante el año que viene, aunque a un ritmo más moderado, con datos positivos del lado energético, pero con distintos desafíos desde las de origen industrial.
Otro factor positivo es que el gobierno continúa acelerando la agenda de simplificación que mejora la competitividad de las empresas con la normalización, facilitación y simplificación para reducir costos administrativos – financieros y mayor competencia y la baja de Impuesto PAÍS que pasó del 17,5% al 7,5% para bienes y logística.