Fuente: Cronista – Los industriales entienden que el proceso para que avance un sistema especial que empuje las inversiones en el sector, lo que tendrá un efecto negativo.
La industria Pyme no encuentra de dónde agarrarse para tener buenas expectativas de cara a lo que queda de 2024. La situación en muchos sectores es realmente compleja, y por si fuera poco la puesta en marcha del Régimen de Incentivo para las Grandes Inversiones (RIGI) no hace más que empeorar el panorama.
Los empresarios ya repitieron en varias oportunidades que ese sistema no hace más que ampliar la brecha que tienen con las grandes industrias -beneficiadas por el RIGI-, y entienden que «el daño ya está hecho».
Esta afirmación tiene que ver con que el incentivo para las grandes inversiones ya está en marcha y ahora toda la expectativa del sector Pyme está puesta en que con la reglamentación al menos se logren amortiguar algunos de los efectos negativos que los industriales entienden que tendrá el RIGI.
En el medio -y ante la presión de los empresarios- el Gobierno pone frente a las Pymes la zanahoria de que se avanzará sobre un sistema específico para el sector -bautizado informalmente como mini RIGI-, algo que se podría haber evitado si el sistema original no imponía algunos condicionamientos, como los u$s 200 millones de piso que las inversiones deben sumar para acceder a los beneficios.
«Ahora no nos queda otra más que esperar. Estamos haciendo todo lo posible para que primero se avance sobre un sistema especial para nosotros, pero también para que luego sea aprobado por el Congreso; y sabemos que esto lleva tiempo. No vamos a tener un RIGI de un día para el otro», dijeron a El Cronista industriales Pymes.
Ahí es donde se frenan todas las expectativas empresarias. El gran problema que ven es cómo soportar el mientras tanto. El panorama en este sentido no es el más optimista. Hablan de un posible y fuerte cierre de empresas, de una caída de la actividad y de una consecuente baja de las plantillas de trabajadores.
De hecho, los cálculos privados hablan de una posible pérdida de 300.000 puestos hasta fin de año, en caso de que la situación no cambie.
A esto se le debe sumar que algunas ramas ya advierten que hoy el ingreso de productos importados terminados al país es cada vez más habitual. Esto ocurre, por ejemplo, con casos bien industriales como los medidores de gas y moldes para la producción de cierta mercadería.
Las Pymes entienden que con el RIGI actual esto tenderá a agravarse. El texto actual del régimen apunta que el 20% de lo que se invierta debe estar destinado a la compra de producción local, «siempre y cuando esté garantizada la calidad y el precio»,
Los pequeños empresarios entienden que «la calidad está garantizada», aunque la discusión por los precios es imposible darla. La competencia con todo lo que provenga de China es muy desigual en ese terreno, por lo que prevén «una invasión».
Y esto es terminará, afirman, por complicar todavía más el escenario pyme.
Dentro de este complejo panorama, los números que aparecen no son ideales. Según el último relevamiento de CAME, las ventas minoristas del sector retrocedieron 21,9% anual en junio, y acumularon una caída de 17,2% en el primer semestre del año.
En tanto, en la comparación mensual desestacionalizada repuntaron 1,2%, una leve mejora esperable por el Día del Padre y el pago que aguinaldos.
Estos números rojos -que según los industriales se agravará sin un RIGI específico para Pymes- son los que también pegan fuerte en la situación actual de las Pymes. Según cifras que maneja la Asociación de Empresarios y Empresarias Nacionales, en lo que va de los seis meses de la gestión Milei ya cerraron más de 10.000 empresas de este segmento, sin dudas una cifra que impacta y que preocupa hacia el futuro.