Fuente: Clarín ~ A un país rehén del corto plazo y del exitismo se le escapó la noticia más importante. Más que las cotizaciones de los dólares, la emisión monetaria, el déficit fiscal, el juicio y condena a la vicepresidente, y aún más importante que el mundial: La Fundación de Observatorio Pyme (FOP) cumplió veinticinco años.
Usted dirá: ¿qué tengo que ver yo con el Observatorio Pyme? Es cierto, a usted no le afecta porque a el país no tiene una política de desarrollo y el Observatorio trabaja y espera. Es que el Observatorio Pyme está pensado –como se dice en inglés- para el «if and when».
Es decir, está pensado para “sí y cuando” exista una política de desarrollo económico en la Argentina. Porque el día que esa política exista, su insumo estratégico será la información sobre las empresas y su dinámica. Y especialmente sobre las pymes que son las grandes generadoras de empleo.
Si no existiese el Observatorio, el día que algún gobierno decida poner en marcha una política de desarrollo, le faltaría información para que esa decisión se haga efectiva. No podría hacer crecer el empleo: ese gobierno estaría ciego.
Los veinticinco años de trabajo, le permiten a la Argentina tener información detallada, confiable y georreferenciada sobre las empresas, sus dificultades, su desempeño y sus peligros.
Y, más allá de la efeméride y del trabajo y la perseverancia, el acto del aniversario fue una extraordinaria lección sobre los desafíos de la humanidad y de los parámetros que guían la gestión del desarrollo de los países y regiones que construyen una mejor calidad de vida para su población.
Hubo diversos expositores, Paolo Roca, presidente del grupo Techint, se destacó con un elaborado análisis de la situación internacional.
Pero voy a concentrarme en tres de las exposiciones que creo, más significativas: la de Vicente Donato, el gerente del Observatorio, la de Alberto Barbieri, ex rector de la Universidad de Buenos Aires, y la de Patrizio Bianchi, ex Ministro de Educación de Italia durante la gestión de Mario Draghi.
Con información de primer nivel, Donato mostró un panorama desolador: entre 2011 y 2021 cayó el número de micro y pequeñas empresas y también su contribución al empleo. Entre las medianas y grandes el panorama es mejor, pero su crecimiento no compensa la caída de las pequeñas.
El diferencial de productividad entre las primeras y las segundas es del orden del 39%. Es indudable la necesidad de implementar en forma urgente políticas tributarias, de apoyo tecnológico y de reconversión industrial que ayuden a la convergencia de productividades. El gran tema de este siglo muestra el grado de la asimetría: mientras en los últimos doce meses, el 93% de las grandes empresas invirtieron en digitalización, las pymes no llegaron a la mitad de esa cifra.
Y para terminar de pintar el panorama, Donato relató que la pequeñas y medianas empresas tienen dificultad para cubrir vacantes con capacidades técnicas, esto refiere al centro de la política de desarrollo en el siglo xxi: la educación técnica. Obviamente en los informes del observatorio hay más datos sobre las pymes. Esos datos explican, en buena medida, el porqué de las cifras de pobreza de la Argentina. Más y mejores empresas y más y mejores jóvenes con perfiles técnicos es el camino hacia el futuro. En lugar de la profusión de planes sociales.
El ex rector de la UBA dio una muestra del camino: explicó qué es y cómo funciona la secundaria técnica de la UBA. Está en Villa Lugano donde la desocupación es 5% mayor que el promedio de CABA, el acceso al nivel superior es la mitad del promedio de la ciudad, menos de la mitad de los adultos terminaron la secundaria, dos de cada cinco personas viven en villas y el 25% de la población está hacinada, contra un promedio del 9%.
No se entra a la escuela con un examen como en el Colegio Nacional Buenos Aires, se entra por sorteo para igualar las oportunidades, la comunidad de Lugano tiene prioridad y hay un cupo del 5% para jóvenes discapacitados y otro similar para jóvenes con sobre-edad.
No hay repitencia porque –como en la universidad- la materia que no se aprueba se vuelve a cursar, luego se sigue con la materia correlativa. Los alumnos estudian a su ritmo. Hay maestros coordinadores que siguen la trayectoria de cada alumno en forma personalizada, la estrategia permite retener a los estudiantes y garantizar la inclusión y el egreso.
Hay programas de colaboración con otras escuelas del país, experiencias extracurriculares y viajes educativos.
Varios indicadores muestran que es una de las mejores –sino la mejor– escuela técnica del país. La tasa de abandono es del 3.3%, contra el 9% del promedio nacional de las secundarias técnicas. Y el egreso en tiempo es del 67% contra el 45% del promedio de esas secundarias. Después de dar esta información, el ex rector propuso las siguientes conclusiones, primero: “inclusión y calidad no se excluyen, sino que se complementan”, y segundo: “se logra con decisión política, inversión educativa y profesionalización”.
Pero si las exposiciones de los mencionados panelistas fueron desafiantes, la frutilla del postra la aportó Patrizio Bianchi, un grande de la educación y del desarrollo económico, reconocido internacionalmente. El título y el subtítulo de la exposición de Patrizio, dan idea de las prioridades que enfrenta todo el mundo: desafío 2030: aumentar la productividad de las pymes para generar empleo de calidad / educación, crecimiento e igualdad.
Los puntos más relevantes: Hay que invertir y transformar los sistemas educativos. La educación es un derecho humano fundamental y un bien público mundial, tiene el poder de transformar la vida de las personas, las comunidades y el planeta. Escuelas inclusivas, equitativas, seguras y saludables. Enfocarse en la profesión docente. Aprendizaje y transformación digital. Financiamiento.
En la cuarta revolución industrial desarrollar capacidades para organizar sistemas flexibles que produzcan bienes diferenciados para un mercado segmentado. Las economías dinámicas tienen la capacidad de acumular conocimiento y experiencia. Las redes de pymes pueden ser competitivas con esa acumulación.
La nueva economía demanda nuevos modelos educativos: vivir en la complejidad sin perder la identidad. Faltan –y hay que desarrollar- perfiles técnicos y profesionales para orientar la transformación de los sistemas educativos y sociales.
Construir la nueva escuela técnica y profesional para la nueva economía. Educar para que las personas trabajen juntas en la gestión e innovación de sistemas complejos.
Tras desplegar los conceptos, Patrizio mostró los pasos que se están dando en Italia y buena parte de Europa. En las regiones de Italia hay escuelas técnicas con las siguientes orientaciones: eficiencia energética, movilidad sustentable, bioeconomía, nuevas tecnologías para la industria made in Italy tradicional, Innovación en el turismo y los bienes culturales, tecnologías de la información y las comunicaciones.
En esas escuelas, el 50% de los docentes vienen del mundo del trabajo y el 30% de los alumnos hacen pasantías en el extranjero. En el primer año después de esa formación, el 80% de los jóvenes consiguen trabajo, y el 90% de ellos, en sus áreas de especialización.
Al avanzar con los ejemplos, Patrizio mostró la enorme la diversidad de especializaciones de las escuelas, dentro de las mencionadas seis grandes orientaciones: mecatrónica y nuevos materiales, videojuegos para el comercio y la industria turística, desarrollo de sistemas de realidad aumentada para la cadena de suministros de la industria náutica, internet de las cosas (IoT), producción de productos de la moda con tecnología 4.0, seguridad informática… y sigue la lista.
Vicente Donato mostró el lugar donde estamos, el punto de partida. Patrizio Bianchi y Alberto Barbieri mostraron la flecha del futuro. Sin duda hay que arreglar la macroeconomía, pero si el próximo gobierno se enreda en el corto plazo y no lanza esa fecha, el if and when del Observatorio Pyme será eterno y continuará el subdesarrollo auto sostenido de la Argentina.
Luis Rappoport es economista, miembro del Club Político Argentino y de ConstiTuya