Fuente: ámbito – El mercado de outsourcing en América Latina ha crecido un 6.3% anual. En Argentina. el alto nivel profesional y un marcado deseo de crecimiento, convierten al país en un hub estratégico para la exportación de servicios IT.
En los últimos años aumentó la tercerización de operaciones y procesos IT de parte de las empresas y/o organizaciones. Si bien es algo que ya se venía advirtiendo en el ámbito tecnológico, la pandemia disparó la demanda: un informe de IDC señala que el 60% de las empresas en el mundo han aumentado su uso de servicios de outsourcing durante la pandemia para cubrir la demanda de cambios rápidos en sus operaciones y poder adaptarse a las nuevas normativas y medidas de seguridad.
Lo cierto es que post pandemia la tendencia continuó en aumento. De acuerdo con un estudio de la consultora Deloitte, se espera que el mercado global de servicios de outsourcing alcance los 435.85 mil millones de dólares para 2025, lo que representa un crecimiento significativo desde el 2019.
El crecimiento del outsourcing en los últimos años es innegable. En Argentina, el alto nivel profesional y un marcado deseo de crecimiento, junto con una de las mejores educaciones universitarias de la región -como lo demuestra la UBA, posicionada en el puesto 71 del Ranking QS a nivel mundial – convierten al país en un hub estratégico para la exportación de servicios IT.
Según un estudio de Deloitte, el mercado de outsourcing en América Latina ha crecido un 6.3% anual, con los servicios IT representando el 53% del total. Esto demuestra que las empresas buscan optimizar sus operaciones, especialmente en tecnología, donde la demanda de talento calificado sigue en aumento.
El crecimiento del outsourcing en Latinoamérica responde a varios factores interrelacionados, que incluyen una adopción de nuevas tecnologías de forma acelerada, la falta de profesionales altamente calificados, la alta competencia impulsada por la transformación digital de las empresas, y un cambio profundo en los procesos de trabajo hacia modelos remotos y ágiles, que han demostrado una notable eficiencia y no todas las empresas están dispuestas a adoptar.
Por otro lado, la brecha de innovación entre empresas que invierten en tecnología y aquellas que no lo hacen, se amplía cada vez más y esto implica rápidas actualizaciones, con la necesidad de trabajar con expertos en software. Desde hace varios años, y acentuado durante la pandemia, muchas organizaciones conocieron los beneficios de delegar procesos y herramientas a quienes poseen el conocimiento especializado, tanto en los principales sectores de las economías como en gobierno, donde la continuidad de gestión es compleja debido a cambios frecuentes.
Lo enunciado confirma la consigna de que las empresas pueden (y deben) abordar los desafíos tecnológicos, teniendo el outsourcing como una estrategia alineada a sus negocios, apoyándose en quienes tienen experiencia en innovación tecnológica.
Ahora bien, en la era de la digitalización y la transformación de las organizaciones con base en la tecnología de la información, el outsourcing ofrece beneficios claros que lo han convertido en una estrategia que beneficia a toda la organización.
Es valorado por los Manager de Operaciones, gracias a la reducción de costos operativos. Al externalizar funciones, las empresas pueden concentrar recursos en su core business mientras reducen gastos y contingencias en áreas como soporte técnico, desarrollo de software o administración de proyectos IT.
A lo mencionado, cabe sumar que las empresas pueden escalar sus operaciones más rápidamente al contar con un proveedor estratégico que administre la carga adicional de proyectos y actividades, generando mayor agilidad y flexibilidad en los equipos.Asimismo, evita un problema a resolver por las áreas de Capital Humano, ya que captar profesionales especializados con salarios alineados a las bandas salariales internas se hace muy difícil, casi imposible.
La globalización hace que la competencia por profesionales sea compleja, y generalmente este es uno de los valores agregados de las empresas de IT, que es saber cómo lograr contratar y gestionar expertos de todo el mundo, sin las limitaciones geográficas o diversidad de conocimientos.
Por último, también permite a las empresas acceder a las últimas tecnologías y herramientas sin incurrir en altos costos de inversión, acelerando la adopción en innovación e impactando positivamente en la estructura de costos.
El outsourcing pone a cada uno en su lugar
Un estudio de McKinsey revela que el 83% de las empresas globales están reevaluando sus estrategias de outsourcing para adaptarse a las demandas cambiantes del mercado.
Además, un informe de Deloitte destacó que el 70% de las organizaciones que utilizan servicios de outsourcing están enfocándose en la adopción de tecnologías emergentes, como la inteligencia artificial (IA) y la automatización, para optimizar procesos. Estas tendencias mejoran la eficiencia y, del mismo modo, permiten que las empresas puedan concentrarse en sus procesos de valor agregado.
A esto, debemos sumar que la ciberseguridad se ha convertido en una preocupación central, ya que las empresas externalizan más datos sensibles. Un estudio de Gartner advierte que para 2025, el 60% de las organizaciones que no integren prácticas robustas de seguridad en sus contratos de outsourcing enfrentarán mayores riesgos de ataques.
En este contexto, las empresas de tecnología, por su especialidad y foco de negocio, logran adoptar y estandarizar en sus procesos las nuevas tecnologías mucho más rápido que las que tienen focos en otros mercados, en los cuales su negocio es core.
Entonces, no todas las empresas son de software. Para ser una empresa de software hay que nacer empresa de software. Lo digital, la innovación y la tecnología son su esencia; y los programadores son el centro del negocio. Estos procesos no son simples ni rápidos: son de largo aliento y demandan esfuerzos a tiempo completo.
Las empresas que no tengan una estrategia de outsourcing en IT, pueden estar desviando su foco de negocio y/o siendo poco competitivas en el mediano plazo, alejándose de la innovación aplicada a sus mercados y desaprovechando las oportunidades que ofrece en términos de desarrollo, agilidad y eficiencia operativa.