Fuente: El Economista ~ Estén dispuestos o no, para los empresarios pyme contar con indicadores es una necesidad a la que hay que adaptarse.
Diversas investigaciones subrayan que más de la mitad de los dueños de empresas medianas y pequeñas no identifican ningún Key Performance Indicator (KPI, por sus siglas en inglés), pero los que sí lo hacen regularmente tienen el doble de probabilidades de alcanzar sus objetivos. Este hábito, que forma parte de la gestión diaria en las grandes empresas. ¿Por qué tiene un correlato en las pymes?
Considerando bien definidas las variables a medir y controlar, y las metas que se espera alcanzar, el sentido de implementar las métricas tiene su raíz en verificar si estamos yendo en el camino correcto, en identificar desvíos, en reconocer oportunidades, en función de motivar y premiar responsables (o para reacomodar procesos o coordinadores), en dar cuenta de la composición de recursos con que cuenta la empresa para planificar su estrategia.
No obstante, en las pymes típicamente la intuición del líder o de la Alta Dirección tiene un rol preponderante y, lejos de ser complementaria, suele actuar como reemplazo de lo que interesa conocer del negocio y su porvenir.
La métrica nos aporta un cuadro de situación, un tablero de control histórico que permite desarrollar prospectivas. Sin la métrica no podremos saber qué y cómo se logran los resultados, o bien redefinir el rumbo, tranquilizar la velocidad, y luego acelerar. Podemos confirmar, por consiguiente, que ambos variables no son excluyentes: intuición y métricas son complementarios, al tiempo que las proporciones variarán mucho como factor de éxito según el mercado y actividad de la organización.
En un contexto donde el tiempo directivo es uno de los recursos más escasos, medir aquello indicadores clave permite concentrar la atención y energía en lo importante. El proceso para identificar los mismos es además una excelente manera de entender el negocio, de ver las relaciones causa efecto y de monitorear en tiempo real el curso de las operaciones.
Estén dispuestos o no, para los empresarios pyme contar con indicadores es una necesidad a la que hay que adaptarse: es mejor ser proactivos que reactivos, y enfrentar el riesgo de no llegar a tiempo para sobrevivir en entornos cada vez más competitivos y cambiantes.
Se advierte cada vez más una mayor conciencia respecto de la necesidad de profesionalizar la empresa. Una fuerte personalidad, un líder carismático puede ser positivo para determinadas situaciones, pero sólo con atributos relacionados con la impronta personal no alcanza si lo que se pretende es alcanzar un desarrollo sostenible.
Para promover un cambio que implique mayor niveles de profesionalización y continuidad, la convicción del o de los dueños o de la máxima dirección, y el compromiso y energía que pongan en ello será el puntapié inicial y el factor clave en todo el proceso.
Es fundamental avanzar por etapas, acordar metas posibles y no generar expectativas exageradas que lleven a la frustración y al fracaso.