Fuente: Cronista ~ Los aumentos en la electricidad y el gas convirtieron a la energía solar en una alternativa rentable para las pymes. Cuáles son los costos, el recupero de la inversión y los beneficios que ofrece.
La Argentina se encamina hacia un programa de segmentación de tarifas de energía tanto en gas como en electricidad. El objetivo es reducir sustancialmente el gasto en subsidios y, al mismo tiempo, racionalizar el uso para gastar menos dólares en importaciones.
Sin embargo, estas no es la única alternativa que tiene el Estado para aminorar el impacto del gasto energético en las arcas públicas. La energía producida a partir de fuentes renovables, como la solar o la eólica, tienen el potencial de sumar al sistema tanta energía como se requiera.
Hoy existen inversiones importantes, aunque el déficit, como en el caso de la energía de fuentes convencionales, se registra en materia de infraestructura.
Según Gustavo Castagnino, director de Asuntos Corporativos, Regulatorios y Sustentabilidad de Genneia, la mayor empresas de generación de energía eólica del país ese es el motivo de que hoy haya «más empresas generando su propia energía renovable que las que se realizan a través de compras con contratos».
Argentina tiene como objetivo llegar al 20% de la capacidad instalada de energía eléctrica generada a partir de fuentes limpias, pero produce alrededor del 13 y el 14%. Aún así, señala Castagnino «no es un número chico. Salvo hidráulica y gas superamos al resto de la energía en cuanto a participación de mercado, aunque la mayor demanda la producen las empresas grandes argentinas y multinacionales instaladas en el país por exigencias de sus casas matrices».
Opciones para pymes
La instalación de generadores solares es una de las opciones más baratas y al alcance de cualquier pyme. Inversión que se amortiza en pocos años y que la nueva realidad tarifaria puede acelerar.
ALP Group fue fundada por un grupo de ingenieros del ITBA hace 12 años. Comenzó desarrollando molinos de viento para la generación de energía eólica, pero con el tiempo y a partir del descenso del precio de los insumos para la solar, decidieron cambiar el rumbo.
Lorena Capriati, directora de Finanzas, cuenta que «la posibilidad de importar componentes se hizo más accesible. La empresa hizo un giro y pasó a generación solar».
La empresa, fundada por estudiantes pioneros en una industria que en la Argentina con escaso recorrido en 2010 dio el salto con la sanción de la ley de generación distribuida en 2017. «Muchos de nuestros clientes contrataban instalaciones off grid (no conectadas a la red), pero desde ese momento se impulsaron las on grid«, cuenta.
ALP hace trabajos a pequeña y mediana escala, de hasta 500 kw por instalación y hoy ya cuenta con más de 1,5 MW de proyectos instalados, distribuidos en más de 500 proyectos.
«Venimos creciendo en el tamaño de los pedidos. Pasamos de proyectos que rondaban los 5 a 6 kw, de la mano de la industria y la agroindustria fundamentalmente, y hoy realizamos granjas solares entre 50 y 100 kw», cuenta Capriati.
Goodenergy dio sus primeros pasos hace 11 años de la mano de Pablo Di Benedictis y Julián Bartoli, con la idea de dar energía solar a la vivienda familiar. Pero, luego de los pedidos de amigos y vecinos, el negocio se impuso.
«Comenzamos con termotanques solares en lugares donde no había gas natural», cuenta Di Benedictis. Pero más tarde, aumentó la demanda de instalaciones fotovoltaicas para reemplazar a los grupos electrógenos en cortes de luz y, finalmente, con el aumento de la demanda en todo el país, desarrollaron una red de 80 distribuidores en todo el territorio.
«Las empresas comenzaron a incorporar la energía solar a sus proyectos productivos de la mano del sistema on grid, sin baterías, que les permite generar energía mientras hay sol y usar la red cuando no hay. De esta manera, si una persona gasta 1000 Kw y los paneles generan 300, entonces sólo toma 700 de la red. Incluso, algunas provincias y CABA permiten vender a la red la energía que no se consume«, apunta.
Costos y cálculo de ahorro
Goodenergy vende un sistema chico, de cuatro paneles, que son alrededor de 6 kw a un precio de $ 700.000, lo que permite recuperar la inversión entre seis a siete años en una cuenta bastante conservadora, porque tiene en cuenta los valores actuales de la energía, algo que puede variar en poco tiempo. Un proyecto más grande, de 20 paneles, que cuestan alrededor de $2 millones, con un recupero de 3,5 años.
ALP, por su parte, maneja precios de entre u$s 55.000 y $65.000 al tipo de cambio oficial por instalaciones de 10 Kw, según la ubicación. Aunque, señala que para una industria se necesita cerca de 50 kw.
La empresa lanzó hace poco un sistema de leasing, en el que sólo se paga la mano de obra y luego se abonan 60 cuotas que tiene un valor de u$s 28 por Kw instalado.
De esta forma, aseguran desde la empresa, «en un contexto de aumento de tarifas, sobre todo en el caso C3, que tienen potencias mayores a 300 Kw de consumo, los clientes cubren el 80% del canon entre el ahorro del consumo y las deducciones de ganancias que la ley permite para quienes utilicen energías limpias».
Los paneles, en general, tienen una vida útil de alrededor de treinta años. Las baterías, en cambio, duran bastante menos. Entre dos y diez años según el tipo. Las más caras, aunque más convenientes, son las de litio que duran alrededor de 10 años, las de gel tiene una caducidad de 5 años y las de ácido plomo entre 2 y 3 años.
Se usan básicamente para sistemas off-grid, en instalaciones para sortear los cortes de luz. Hoy una inversión con batería de litio ronda el millón de pesos. Eso permite seguir trabajando y facturando cuando se corta luz y el recupero es rápido comparado con el gasto que provoca un grupo electrógeno.
Motivos y ventajas
Entre los principales motivos que las empresas consideran a la hora de instalar energía limpia está la conciencia verde. «Hay muchas empresas que se pasan a la energía solar porque piensa así, pero en muchas otras ocasiones porque se lo piden sus clientes», señala Capriati.
Otro incentivo central es que sirve de alternativa cuando hay cortes de energía o disminuye la carga de la red. «Además, incidís en el alivio de carga de la red y contribuís a que haya menos cortes», cuenta la empresaria.
Pero, el factor central en estos días son los aumentos de tarifas, sobre todo desde fin del 2021. «Hasta hace poco, con las tarifas subsidiadas no tenía sentido una instalación fotovoltaica por el costo. Pero hoy la gente comenzó a ver la posibilidad de generar su propia energía y dejar de consumir de la red, Con tarifas más altas el plazo de repago de esa inversión se acortó.
Importación
La industria utiliza la mayor parte de sus insumos importados, aunque también utilizan productos locales. Y aunque, son bien conocidas las dificultades que hay para acceder a los bienes del exterior en esta Argentina escasa de dólares, esta es una industria que sortea bien las restricciones.
Sucede que el principal problema para importar es el gasto en energía, y esta industria puede ayudar a palear el problema. «Es preferible importar equipos que generen energía que importar energía directamente de otros países«, reflexiona De Benedictis.
Cómo ahorrar energía
Wabee Smart Energy es una startup que tiene como objetivo central que las empresas ahorren energía. «Con un hardware, desarrollado por nosotros, podemos medir el consumo y la eficiencia del uso de la energía en cualquier tipo de industria«, cuenta Claudio Figuerola, CEO y socio fundador.
La empresa instala un dispositivo conectado a la IOT y mide, en cualquier punto, los valores eléctricos de máquinas o procesos productivos. No sólo de consumo o energía, sino todos los valores que son importantes en términos eléctricos, con información que se envía cada tres segundos y se procesa en la nube.
«La información la procesamos y la mostramos de una manera lo más amigable posible para que el usuario pueda hacer uso de esta información y realizar los cambios pertinentes», señala Figuerola.
El sistema permite medir diversos aspectos. Por ejemplo, cuánta energía cuesta producir una mesa o una silla y cuánto cuesta. Y puede generar alertas de sobreconsumo, de demanda.
Hay industrias, comenta Figuerola, «que precontratan energía. Por ejemplo, piden 400 kw a empresas distribuidoras. Pero, si se pasan del consumo los penalizan. Nuestro sistema les permite detectar gastos innecesarios de energía para que puedan cumplir».
El empresario relató que en una empresa tenían dos máquinas, y descubrieron que la más nueva era cuatro veces más eficiente en materia energética. Y en otro caso, detectaron, que con sólo apagar las máquinas en los tiempos muertos se ahorraban suficiente energía como para llegar al cupo de energía contratada.
Wabee hoy ofrece su servicio a un costo de entre $ 120.000 y $ 160.000 con un año de licencia incluido.