Fuente: Iprofesional – El desesperado pedido del gerente de Filamtex, una Pyme que produce elásticos y otros insumos para la industria textil y de indumentaria.
El reclamo de Juan Ortega, gerente de Filamtex, es contundente y va más allá de la metáfora. «Si no logramos destrabar el pago de importaciones de extruído de latex, -una goma que se produce en países del sudeste asiático-, no podremos fabricar elásticos para medias, ropa interior, barbijos, camisolines… acá se va a caer todo…» advierte.
«Este es un insumo que no se produce en el país, por lo que siempre tuvo licencia no automática (para importarlo). Desde (la secretaría de) de Producción y Comercio tenemos aprobación de la SIMI (Sistema Integral de Monitoreo de Importaciones) pero el Banco Central no autoriza los pagos«, explica Ortega.
«El mayor problema es la falta de información y la arbitrariedad con la que se maneja el Banco Central. Nos dicen que podemos importar un 15% más de lo que importamos en 2021. Y a nosotros nos da la cuenta porque en 2021 trajimos maquinaria e hicimos una inversión grande pensando en tomar gente y crecer un 35% en capacidad productiva. Pero como no podemos importar insumos, las máquinas están paradas y tapadas con Nylon, y las incorporaciones también están frenadas», lamenta el gerente de Filamtex.
Esta Pyme con planta industrial en Hurlingham fue fundada hace 15 años por Antonieta Lovece y su esposo Eduardo Gieczewski como importadora de insumos para la industria textil, calzado, indumentaria y automotriz. Hace 10 años, empezó a fabricar bienes intermedios y finales. Hoy trabajan allí 30 personas elaborando elásticos, abrojos, tejidos elastizados y también cuenta con una marca propia de ropa interior.
«Nunca importamos bienes finales, porque creemos que la fabricación es lo que crea empleo y valor», apunta Ortega, quien ingresó a la firma desde sus inicios y desde entonces se ocupó junto a los dueños de «remar por las DJAI (declaraciones juradas anticipadas de importación, en la época de Guillermo Moreno al frente de la Secretaría de Comercio), y hoy por las SIMI y las autorizaciones del central para girar dólares y pagar a los proveedores internacionales».
Falta de dólares: remando contra la burocracia
Todos los días, apenas llega a la empresa (y muchas veces antes, desde el celular), Ortega revisa las notificaciones de su banco para ver si le fue autorizado el pago en dólares a los proveedores. La mayoría de las veces se encuentra con una negativa por falta de cupo.
Esta Pyme elabora elásticos, abrojos, tejidos elastizados y también cuenta con una marca propia de ropa interior
«Hago varios intentos por día, a ver si me autorizan unos dólares con cuentagotas. Cuando no conseguimos dólar oficial, vamos al MEP (Técnicamente, el Dólar Mercado Electrónico de Pagos, conocido también como Dólar Bolsa: es el cambio resultante de una compra en pesos y su posterior venta en dólares a través de la compra-venta de bonos). Pero si recurrimos al MEP no nos autorizan el oficial al mes siguiente… y así estamos», cuenta el gerente su saga. «Lo que pasa es que somos una Pyme y no tenemos poder de lobby ni un gran estudio de abogados que nos meta un amparo. Hay empresas importadoras que no producen nada acá y lograron importar mediante amparos judiciales«, despotrica.
«Tengo stock para dos meses, y aunque nos autoricen hoy mismo los pagos a los proveedores, la mercadería va a tardar cinco meses en llegar… Tuvimos que frenar los planes de incorporación de seis personas, eliminamos un turno de trabajo y repartimos a la gente en los dos que nos quedaron para no dejar a nadie sin laburo; una persona se jubiló y no la repusimos, y otro operario joven y con mucho potencial, que formamos acá… se está yendo a España a probar suerte porque no lo pudimos retener», describe.
No hay dólares para los pagos: crece la incertidumbre
Quienes toman las decisiones de autorizar los cupos para importar insumos, muchas veces desconocen la complejidad del proceso productivo que están afectando. «Nosotros viajamos a conocer a nuestros proveedores y a lo largo de los años generamos una relación que hoy es difícil mantener. No podés encargarle insumos y después incumplir los pagos porque no te dan los dólares. La operatoria es pagar el 30% cuando se hace el pedido, para que el proveedor empiece la producción. Eso tarda unos 40 o 50 días y otro tanto tarda el barco en llegar, porque no viene directo a la Argentina, ya que estamos en el fin del mundo y antes va pasando por otros puertos. Veinte días antes de que el barco llegue hay que pagar el saldo. Pero resulta que cuando queremos pagar, nos dicen que no hay dólares. Como no se pueden llevar el cargamento de vuelta, queda en la Aduana, generando más gastos», detalla Ortega con paciencia proverbial.
«No podemos pagar las importaciones al dólar blue», explica ante la pregunta obvia. «Nuestra industria trabaja por volumen y baja rentabilidad, no hay posibilidad de incorporar el costo del dólar paralelo. Pero lo peor de todo es la incertidumbre», lamenta. «Como no sé cuándo voy a poder pagar las importaciones, se hace difícil planificar la producción». concluye.