Fuente: Cronista – A través del desarrollo de la biotecnología, Crudda -QU S.A.- utiliza bacterias aptas para consumo vegano para fermentar yogures. Gracias al Régimen de Promoción de Biotecnología Moderna de la Secretaría de Economía del Conocimiento recibió beneficios fiscales por $6 millones para aumentar su producción.
La pandemia trajo consigo una tendencia cada vez mayor a alimentarse de manera saludable y cuidar tanto la salud física como la emocional. Así, se generó un auge del veganismo y de la alimentación plant based, que continúa creciendo hasta el día de hoy y que genera una gran demanda de productos naturales con ingredientes hasta entonces no tan conocidos.
Unos años antes, en 2016, Pablo Turek y su socia Daniela Dagatti, comenzaron a vender yogures veganos artesanales a base de leche de coco en el mercado Sabe la Tierra de la calle Florida, CABA, que preparaban ellos mismos en su casa. En ese momento, el público lo recibió muy bien y se generó un boca en boca que los ayudó a instalarse en el mercado.
Durante el primer año, producían alrededor de 1000 yogures al mes, número que empezó a crecer rápidamente hasta que alcanzaron su capacidad de producción máxima.
En 2018 hubo una explosión de la tendencia de alimentación saludable que se vio aún más favorecida con la pandemia y que provocó un aumento de las ventas. En ese momento, vieron la posibilidad de expandirse e invirtieron en nuevas máquinas. Así se convirtieron en la primera planta de yogures veganos de América latina que actualmente produce 120 mil unidades al mes y tiene 25 empleados.
«Daniela es chef y a raíz de un tema de salud optó por un abordaje de su problema a través de la alimentación. Entonces tomó un curso con Matthew Kenney, un chef muy renombrado del mundo plant based, e hizo un trabajo práctico sobre fermentos en bases vegetales que después derivó en los yogures a base de leche de coco», contó Pablo Turek.
A través del desarrollo de la biotecnología, Crudda -QU S.A.- utiliza bacterias aptas para consumo vegano para fermentar los yogures. «A veces las cosas simples son las más complejas. En un procedimiento milenario como la fermentación, nosotros usamos bacterias especiales que traemos de Italia que son específicas para fermentar yogures veganos y que no tienen ningún componente animal. De esa manera trabajamos con organismos vivos», agregó.
Gracias al Régimen de Promoción de Biotecnología Moderna de la Secretaría de Economía del Conocimiento -que depende del Ministerio de Economía de la Nación-, Crudda -QU S.A.- recibió beneficios fiscales por $6 millones para aumentar su producción.
La devolución anticipada del IVA sobre los bienes de capital adquiridos, la amortización acelerada del Impuesto a las Ganancias y el asesoramiento para alinearse con estándares de calidad, fueron algunos de los beneficios más importantes para lograr su expansión.
Actualmente, Argentina es uno de los 20 países con mayor cantidad de empresas dedicadas a la biotecnología que generan más de u$s 2 mil millones al año. Este sector, además, comprende un entramado económico de alto valor agregado que posiciona a nuestro país entre los estándares más altos de desarrollo.
A principios de septiembre, el Congreso de la Nación extendió la vigencia del régimen hasta 2034 e incorporó a la nanotecnología con la sanción de la Ley de Promoción del Desarrollo de la Biotecnología Moderna y Nanotecnología, impulsada por la Secretaría de Economía del Conocimiento.
«Nuestra misión es producir alimentos saludables», remarcó Pablo Turek. Para fin de año, Crudda tiene como objetivo duplicar su producción de yogures y alcanzar las 250 mil unidades por mes con una nueva línea que incorpora otra tecnología. Esta pyme ubicada en Villa Martelli, Vicente López, también comercializa otros productos como quesos a base de castañas de cajú y granola de trigo sarraceno germinado.