Fuente: La Nación ~ Por primera vez, los presidentes de la Unión Industrial Argentina (UIA), la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC) y la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME) se reunieron para mostrar unión y pedir reformas.
Para los empresarios, el mayor problema que tienen que enfrentar no es la brecha cambiaria, la inflación o la falta de dólares para importar. O sí, pero la explicación de todos esos desequilibrios radica en una misma causa. “El gran problema argentino es político”, sentenció Daniel Funes de Rioja, presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA).
La frase fue pronunciada durante la jornada “El futuro lo producimos entre todos”, que reunió por primera vez al presidente de la UIA junto con Mario Grinman, de la Cámara Argentina de Comercios y Servicios (CAC), y a Alfredo González, de la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME). El objetivo del encuentro fue unificar las voces de las principales entidades empresarias para pedir una reforma laboral y fiscal, así como la necesidad de seguir trabajando en la educación de la sociedad.
“El problema de la inflación argentina es estructural. Si sacás el período de la híper, en 100 años tenemos un promedio del 67% interanual, es inviable. Todos sabemos que detrás hay problemas específicos, que tienen que ver con el déficit fiscal y la emisión monetaria. Pero acá nos dicen que tiene que ver con el endeudamiento, cuando hay 50 países en el mundo con un endeudamiento más grande que la Argentina y aun así tienen inflación de un dígito. Otros dicen que tiene que ver con los oligopolios, cuando esos mismos existen en Chile, Brasil, Bolivia, Paraguay. ¿Allá se portan bien y vienen acá a hacer las cosas mal? Hay un problema más grande, que es político, social y cultural, más difícil de resolver que lo económico”, apuntó Funes de Rioja.
Para Mario Grinman, presidente de la CAC, el “Estado es una máquina de impedir” y dijo que la Argentina tiene que enfrentar grandes reformas estructurales. Cambios que requieren que los funcionarios “estén dispuestos a pagar el costo político”. En ese sentido, enumeraron la necesidad de simplificar la burocracia para la apertura de nuevos emprendimientos, generar políticas productivas para que los planes se conviertan en trabajo, reforzar la educación pública, bajar la alta carga de impuestos y que contratar empleados “no signifique vivir llenos de juicios”.
Crítica a la política
De acuerdo con Alfredo González, la Argentina enfrenta una “crisis política de representatividad y credibilidad”. Por esa razón, el ejecutivo remarcó la necesidad de ir hacia más instancias de diálogo entre las empresas, la dirigencia política y los gremios. ”Hoy hay más debates en los canales de televisión que en el Senado. Y en el Congreso hay situaciones que realmente rozan la vergüenza. Tenemos que exigir a los representantes que lleven adelante el trabajo por el cual fueron elegidos a través de la democracia”, enfatizó.
Otro de los disertantes fue Grinman, quien hizo un mea culpa al afirmar: “Estoy absolutamente convencido de que, como dirigentes empresariales, tenemos algún grado de responsabilidad en la decadencia de la Argentina”. En ese punto, mencionó la importancia de equivocarse, aprender y “decirlo sin vergüenza”, para no caer en los mismos errores. Pero, aun así, agregó que “cuando el Estado es ineficiente”, los políticos buscan repartir culpas. “Y qué mejor culpable que el sector privado”, remarcó.
“Sentimos la responsabilidad de demostrar que somos distinto a lo que nos venden los políticos de turno. No somos ni especuladores, ni miserables, ni diablos. Somos personas, seres humanos, ejercemos el comercio, la industria y la producción, y como tal, queremos generar utilidades sin importar el tamaño de la empresa. Porque, si no, no hay empresa. Y queremos demostrar que nos interesa el país. La Argentina es el país con menor cantidad de empresas por cada mil habitantes. Hay que preguntarse por qué. Para mí, hay un sesgo anti-empresarial y no se puede invertir porque hay poca confiabilidad”, remarcó.
En tanto, Funes de Rioja consideró que para que un país crezca y salga adelante, primero se tiene que respetar la constitucionalidad y las reglas del juego. Y, segundo, encontrar estabilidad macroeconómica. La fórmula no es “a los sopapos ni a los congelamientos”, sino con un Estado eficiente que administre bien los recursos.
“A esta altura de mi vida, estoy pensando si lo de Vaca Muerta no fue un mito urbano. No entiendo cómo, en un país que tiene la segunda reservas de gas más grande del mundo, se esté importando gas. No lo puedo entender. Esto es problema de la política. Y mientras no se resuelva eso de la Argentina, vamos a seguir en decadencia. Cada generación que pasó le dejó un país más decadente a la generación siguiente”, cerró el titular de la UIA.